El clásico renting de coche para empresas, cada vez más cerca de los particulares

Todos, a estas alturas, ya conocemos el renting de vehículos, una modalidad de alquiler a largo plazo que permite disfrutar de un coche ahorrándonos la mayoría de sus gastos a cambio de una cuota fija mensual.

Las empresas y autónomos son hoy por hoy en nuestro país sus principales usuarios, ya que optar por esta fórmula ayuda a mantener la liquidez de la compañía, al no mermar sus recursos de tesorería con el importante desembolso que significa la compra convencional de una flota de vehículos, así como permite desgravarse la totalidad o una buena parte del importe mensual del renting a través de la cuenta de gastos.

Estos dos puntos, junto con el atractivo que supone tener incluido el seguro, mantenimiento e impuestos, son los pilares sobre los que se apoya esta modalidad de tener coche sin tenerlo en realidad.

Así se explica que ya haya 450.000 coches “alquilados” circulando por nuestras carreteras y, según datos del sector, un incremento en esta contratación del 20,5% en 2015 respecto al año anterior.

No es oro todo lo que reluce

Por supuesto, existe una contrapartida a la hora de optar por estos contratos. El primer escollo lo encontramos en el importe de la cuota mensual, en ocasiones más elevada de lo que una financiación convencional, al interés que actualmente manejan los bancos y las marcas, nos pueden ofrecer. No hay que olvidarse de todas formas de otros gastos que conlleva adquirir un coche propio como los impuestos, el seguro o el mantenimiento. Si tenemos en cuenta estos factores, la diferencia se estrecha y puede que el renting sea una mejor opción además de ofrecernos la posibilidad de cambiar de coche cada 4 años.

En el renting hay penalizaciones como: cancelación anticipada de contrato, modificación del vehículo y por kilometraje excesivo. También es obligatorio acudir siempre en forma y fecha al taller recomendado para cualquier revisión, reparación y/o avería.  Este último punto puede ser una desventaja para los perezosos, pero realmente es una ventaja en términos de seguridad, ya que te garantiza tener el vehículo siempre revisado y a punto.

El “sentimiento de propiedad” tan arraigado en nuestra tierra, hace que la opción de compra siga siendo la elegida por la mayoría de conductores y es comprensible que el renting todavía no haya cuajado entre los clientes particulares.

El renting particular, una opción real de futuro… y presente

Y es que la movilidad del futuro pasa por recibir lo mismo o más, pagando lo mismo o menos. Esto es, tener coche sin comprarlo, tener seguro, impuestos y mantenimiento sin pagarlos y cambiar o prescindir del automóvil a su debido tiempo sin sufrir la depreciación en la reventa que soportan este tipo de bienes desde que ponen la primera rueda fuera del concesionario.

A su vez, las empresas clásicas de renting (ALD automotive, Alphabet, Arval, Leaseplan, Northgate, Parcours…) así como los bancos que ofrecen este servicio (Sabadell, Popular, BBVA, Caixa, Ibercaja, Santander…) y las principales marcas de automóviles, han espabilado sacando productos cada vez más interesantes de cara al consumidor tanto profesional como particular.

Así nos encontramos con el recién llegado “renting flexible”, que no obliga a pactar tiempos de antemano y elimina penalizaciones, pagando sólo por el tiempo que tienes el coche y los kilómetros que haces con él.

Algunos números calculadora en mano

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Pero como todo en economía, escoger entre una u otra opción es cuestión de “hacer números”, y te anticipo que es probable que te lleves alguna grata sorpresa. Por ejemplo, yo he tanteado la opción de compra y de renting a cuatro años de plazo de un Ford Focus 1.5 TDCi 120CV financiado por la marca y ofrecido por ALD automotive.

El desembolso inicial en ambos casos ha sido de 1.550 euros, la cuota de renting de 249, frente a los 398,88 euros que me ofrecía la marca este mes. Los gastos (seguro, revisiones, neumáticos, “numerito”…)  en ALD van incluidos mientras que en la fórmula clásica, prorrateados al mes, suponen un sobrecargo de 122 euros.

Total, que a los 48 meses le hemos pagado a ALD automotive unos 13.500 euros por nuestro coche, mientras que la Ford se nos ha llevado más de 27.000.

La diferencia es tremenda, pero claro, en la financiación convencional, resuelto el periodo de pago, aún tenemos un coche aparcado en nuestro garaje. Así es, un coche que, con valores de tasación en la mano, tiene un valor en el mercado de 8.300 euros. Réstalo del valor final y verás que la opción del renting aún así es 6.000 euros más económica.

Las necesidades individuales marcan la diferencia

Los números la mayoría de las veces le darán la razón a este tipo de alquiler. Quedará pues por analizar el perfil y necesidades de cada uno.

A grandes rasgos, si no estás buscando un modelo minoritario y exclusivo, percibes una nómina regular, no te importa que el coche que conduzcas no sea “tuyo”, quieres que la cuota mensual incluya todos sus gastos, no haces más de 20-25.000 kms al año, consientes que el “propietario” gestione tus visitas al taller y te pueda ofrecer coche de sustitución y que, una vez finalizado tu contrato, puedas devolver el coche sin más complicación que una firma y un apretón de manos para instante seguido poder estrenar otro nuevo con todo avance reciente… está claro que eres público del renting.

En este momento de incertidumbre económica, pero con esperanzadores indicadores de mejora, yo recomiendo que si hay posibilidad se pruebe la fórmula, porque incluso si no te convence, sale más barato el “error” que haberse equivocado con un coche comprado.