Economía real, más barras de pan y menos prima de riesgo

Un término que ha ganado protagonismo en los últimos tiempos es precisamente el de la economía real, que no es otra cosa que la rama de la economía que estudia todo aquello que concierne a los bienes y servicios que realmente se han producido, comerciado y consumido.

El término contrapuesto a la economía real es precisamente el de la economía financiera, que se detiene precisamente en aspectos financieros que incluyen las acciones, los bonos, las inversiones, etc. Es evidente que ambas deben complementarse; la economía real precisa de la economía financiera para funcionar con normalidad.

La economía real está esencialmente alejada de la especulación y la incerteza de los mercados financieros a corto plazo, pues se trata en efecto de la economía de toda la vida: empresas que prestan servicios, la industria, tiendas de barrio, campos de cultivo, etc. Economía real es, por ejemplo, bajar por la mañana a comprar el pan y pagar 80 céntimos por una barra recién horneada.

La economía del día a día

La economía real ha visto como sus defensores se multiplicaban a raíz de la crisis financiera de los últimos años. Aquellos que la defienden ponen en valor de este tipo de economía en la que la generación de dinero se basa en trabajos, bienes y servicios reales, sin que pueda existir una generación de dinero fundamentado en la “virtualidad” de los mercados e instrumentos financieros.

Los volúmenes de dinero que circulan en nuestros días totalmente en paralelo a los bienes reales son considerables, y los defensores de la economía real han llegado a nombrar como “economía de casino” a esa economía financiera con un carácter mucho más especulativo que trabaja sobre títulos, acciones, fondos y otros instrumentos financieros.

Sin embargo, como sucede en la mayoría de situaciones es conveniente encontrar el equilibrio justo para que el sistema económico global funcione adecuadamente, ya que en realidad la economía financiera es un soporte imprescindible en muchas ocasiones para la economía real, la que nos encontramos a diario en las calles.