Los últimos avances científicos acercan el final de muchas enfermedades hematológicas, como algunos tipos de cáncer de la sangre. Sin embargo, a fecha de hoy lo que realmente cuenta para poder avanzar en las investigaciones son las donaciones de sangre.
Las transfusiones de sangre, plasma y plaquetas salvan millones de vidas cada año. Estas donaciones se utilizan principalmente para urgencias médicas del tipo hemorragias, pero también son indispensables para el tratamiento de casi 150 enfermedades oncológicas y hematológicas tales como la anemia, o la leucemia, que representa un tercio de los casos de cáncer infantil.
En principio, la anemia o la reducción de la cantidad de glóbulos rojos en la sangre es el desorden sanguíneo más habitual y lo padecen hasta 1.620 millones de personas, cerca de la cuarta parte de la población mundial, según la OMS.
Sin embargo, la septicemia habría causado en el mundo cerca de 11 millones de muertes en 2017 según un reciente estudio.
Retos y limitaciones de las donaciones de sangre
Recopilamos las claves de las donaciones de sangre usando datos de la OMS:
- El 3,4% de las muertes por debajo de los 50 años están asociadas con desórdenes en la sangre.
- El 79% de los pacientes que reciben una transfusión en los países desarrollados tiene más de 60 años.
- El 42% de las donaciones de sangre provienen de países desarrollados que representan menos del 19% de la población global.
- El 54% de las transfusiones realizadas en los países menos desarrollados se dedican a niños de menos de cinco años.
- El 100% de las reservas de sangre las proporcionan donantes voluntarios en 62 países.
Escasez y corta vida de la sangre donada
Según la Organización Mundial de la Salud en el mundo se recogen 118,5 millones de donaciones de sangre al año. Parece mucho, pero hay escasez por el envejecimiento de la población, y hay que tener presente que la vida media de las plaquetas es de solo siete días, la de los glóbulos rojos es de 42 días y la del plasma, de 360 días.
No toda la sangre es finalmente utilizada
Otro problema de las donaciones es que el tipo de sangre debe coincidir con el que se necesita para cada caso concreto. Además, debe comprobarse que esa sangre está libre de enfermedades tales como la hepatitis o el VIH, lo que eleva el coste de las transfusiones.
Por último, las transfusiones pueden generar ciertas complicaciones en los pacientes del tipo reacciones inmunes e infecciones.
Estos problemas son especialmente graves para quienes necesitan transfusiones regulares a largo plazo para tratar una enfermedad como puede ser la anemia de células falciformes, un desorden que afecta a la hemoglobina, la molécula que lleva oxígeno a las células del cuerpo.
Donación de sangre remunerada
A pesar de los progresos, no hay fármacos que puedan sustituir a la sangre humana. De ahí que algunos países remuneren las donaciones de sangre como Suiza, Austria, Rusia y China. En Alemania funciona y uno de cada tres adultos, dona regularmente.
Según datos del New York Times, el mercado de las donaciones de sangre remuneradas tenía un valor de 21.000 millones de dólares en 2017 pues, a precios de ese país, un donante podría llegar a percibir 3.120 dólares al año, porque podría donar hasta 100 veces.
¿Cómo puede un inversor ayudar si le resulta imposible donar sangre? Basta con invertir en las empresas que luchan contra las enfermedades hematológicas en todas sus formas a través del desarrollo de innovaciones tecnológicas, terapéuticas y logísticas.
Inversión: la búsqueda del santo grial o la sangre artificial
Investigadores japoneses aseguran haber encontrado la solución gracias a su sangre artificial procedente de glóbulos rojos y plaquetas. Sería la panacea universal porque no tendría anticuerpos o antígenos, por lo que podría inocularse a todos los pacientes sin importar su grupo sanguíneo y conservarse a temperatura ambiente durante un año.
De momento, se ha probado en conejos con éxito, pero su eficacia en humanos todavía no se ha demostrado y el proceso de fabricación ha de ser industrializado.
También avanza en esa línea la compañía francesa EryPharm cuya innovadora tecnología para producir glóbulos rojos podría empezar la producción en masa a finales de esta década.
Otras tecnologías buscan soluciones que hagan a las personas menos dependientes de las transfusiones de sangre. Es el caso de la estadounidense Vertex que desarrolla un tratamiento para la AATD o deficiencia de la alfa-1-antitripsina a través de estabilizadores de proteínas. También trabajan en la anemia de células falciformes y en la Betatalasemia con la firma Crispr Therapeutics.
También podemos citar a la firma Acceleron que trabaja en los síndromes mielodisplásicos o MDS, la Betatalasemia o la leucemia mieloide aguda o AML.
Líneas de investigación basadas en la sangre humana: células CAR-T
Las terapias genéticas son una innovación tecnológica que ha transformado recientemente la forma en la que se tratan algunos tipos de cáncer. En estos momentos hay dos fármacos conocidos como células CAR-T que se utilizan para el tratamiento de la leucemia aguda linfoblástica y el linfoma de células B, dos enfermedades particularmente agresivas.
Estas células CAR-T se recomiendan en pacientes que no reaccionan a los métodos tradicionales y han cuadruplicado la tasa de supervivencia. Pero el precio de una única inyección es de varios cientos de millones de dólares.
Líneas de investigación basadas en la sangre humana: PNH
Por último, Alexion y Apellis Pharmaceuticals se centran en tratamientos innovadores para la hemoglobinuria paroxística nocturna, una enfermedad rara caracterizada por anemia hemolítica corpuscular: los glóbulos rojos se descomponen antes y con frecuencia se producen eventos trombóticos.
Su solución es un complemento para el cuerpo humano que bloquea el sistema de defensa para que no ataque a los glóbulos rojos y facilita una mejora en la calidad de vida de los pacientes.
Un último ejemplo es ArgenX que trabaja en el tratamiento de la miastenia gravis, una enfermedad autoinmune neuromuscular que genera debilidad muscular y su tratamiento habitual es mediante inmunoglobulina intravenosa (IVIg).
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