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DIY. Do it yourself como método de ahorro

Piggy bank wearing safety goggles with hammer and coins on old wood surface.

DIY, acrónimo de do it yourself y equivalente en castellano a hazlo tú mismo; un concepto que siempre ha existido como forma de entretenimiento, alternativa al clásico regalo y también, por qué no, como método de ahorro.

La idea del do it yourself no es nueva, en absoluto. Pero no fue hasta principios del siglo XX cuando se acuñó el término DIY. Fue en Estados Unidos, asociado a las reparaciones del hogar realizadas por miembros de la familia. En las últimas décadas, el uso de anglicismos es tan frecuente que expresiones como do it yourself y su abreviatura ya forman parte de nuestro lenguaje.

Qué es DIY

DIY se suele utilizar para expresar que nosotros mismos vamos a fabricar algo o a realizar una actividad que habitualmente se compra o se encarga a un profesional. En Internet, es fácil encontrar instrucciones, guías, vídeos y ejemplos de casi cualquier DIY; parece una buena forma de invertir nuestro tiempo libre, y lo que es mejor, gratis.

Objetos DIY

La utilización más frecuente del término DIY es para referirnos a manualidades, cuando nos fabricamos un objeto en vez de comprarlo ya hecho. Desde montar un mueble hasta elaborar un obsequio o confeccionar nuestra propia ropa, la mera realización con nuestras manos aporta valor añadido y un toque único y personal imposible de conseguir en tiendas. Si encima supone ahorro, ¡es perfecto!

Reparaciones DIY

A los ahorradores manitas nos gusta llamar chapuzas -ojalá no lo sean- a esas reparaciones domésticas, ese mueble que tuneamos o esa pequeña obra que nosotros mismos realizamos. Pues también estamos ante claros ejemplos de DIY. Aquí, más que nunca, hay que ser conscientes de nuestras capacidades, de la regulación vigente y analizar el coste del DIY.

¿Siempre se ahorra con DIY?

Estamos de acuerdo en que el DIY puede ser favorable para el ahorro, a la vez que un hobby muy divertido. Sin embargo, lo barato -sin cuidado- puede salir caro. Hay que poner los pies en la tierra y conocer nuestras limitaciones, pues no todo lo que se explica en Internet está a nuestro alcance, ni es económicamente rentable. Ante un posible proyecto do it yourself, calculadora en mano, o mejor, con una hoja de Excel, deberíamos plantearnos:

Con todas esas variables encima de la mesa, seguro que resulta más fácil decidir si seguimos adelante con nuestro DIY o si mejor lo compramos o recurrimos a un profesional.

Banca DIY

También podemos beneficiarnos del DIY en las actividades relacionadas con nuestras finanzas personales. La banca digital es la mejor herramienta para ser nuestro propio gestor financiero usando la información disponible en nuestro entorno, trabajando con más de un banco, escuchando las recomendaciones de asesores expertos y tomando nuestras propias decisiones: DIY con tus finanzas, hazlo a tu manera.


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