En pleno siglo XXI, prácticamente ya todo está informatizado y digitalizado. Nos movemos en la vida digital durante todo el día, en todos los ámbitos, tanto trabajar como hacer la compra o reservar las vacaciones. Y a nivel personal y general, pues las empresas e instituciones públicas también están siempre presentes online.
¿Esto qué supone? Que hay cientos de miles de datos circulando por la red, y como ya sabemos de sobra -o deberíamos- esto es un hecho bastante delicado. En internet, y en el mundo digital existen muchos riesgos, pues, como ocurre en la vida real, hay personas y entidades que intentan hacerse con toda esa información con intereses oscuros.
¿Qué fin tienen, si no, las fake news? Noticias falsas creadas en función de los datos personales de muchas personas para intentar formar a la opinión pública de acuerdo a un interés concreto. El escándalo de Cambridge Analytica, que afectó directamente a Facebook, es un ejemplo claro de lo que puede suceder con estos datos si no se custodian adecuadamente y se mueven por la red libremente.
Para evitar que esto suceda hay que ponerlos en lugar seguro. Por ello, en el Día de la Seguridad Informática, es más importante que nunca tener en cuenta que no asegurar la información que vertimos en internet, podría tener serias consecuencias. Y no hablamos solo de la información personal, ¿qué ocurre con la económica?
Los bancos también están totalmente digitalizados. Esto pone en el punto de mira de ciberataques el dinero de sus clientes, por lo que exige extremar las precauciones. Hay mucho en juego, y no solo los fondos de sus clientes, también la confianza en el sistema financiero en general.
¿Cómo se protege un banco?
Evidentemente, las entidades no dejan todo esto al azar. Para proteger sus sistemas, los bancos mantienen actualizados los más complejos programas de ciberseguridad, que se perfeccionan y mejoran cada día, adelantándose a cualquier nueva amenaza.
Así, un estudio de Business Insider Intelligence calcula que, en 2020 las entidades mundiales habrán gastado 665.000 millones de dólares en proyectos de seguridad informática, conscientes de que cada día están más expuestos. De forma paralela, los empleos relacionados con la ciberseguridad han crecido mucho en los últimos años, pues son puestos de trabajo imprescindibles para las empresas. Es más, incluso requieren de los servicios de hackers, como expertos conocedores de posibles brechas informáticas, para luchar contra estos peligros.
De este modo, la única forma de tener una buena ciberseguridad es destinar a su cuidado los suficientes recursos. Los bancos no escatiman en este punto, porque se juegan mucho, y se vuelve imprescindible contar con los mejores profesionales y el mejor software para blindar la seguridad de sus sistemas informáticos.
Los bancos están siempre alerta y continuamente realizan revisiones de los protocolos puestos en marcha. Además están al tanto del mercado de trabajo para intentar fichar a los mejores talentos en ciberseguridad y, una vez contratados, tratan de mantenerlos en su plantilla.
Igualmente, hay que estar al corriente de las innovaciones en el sector. Como señalamos, los programas y protocolos deben mejorarse gradualmente con las últimas novedades que vayan surgiendo. Es imprescindible estar pendiente de lo que se cuece en este ámbito, en todo el mundo.
La colaboración entre entidades también facilita mucho el trabajo: si los bancos comparten sus tecnologías y formas de protegerse, todos salen ganando. Una crisis en el sistema acabaría afectando a toda la banca, aunque partiese de una entidad concreta. Las alianzas en este sentido son básicas y en el marco de la UE hay programas y normativas puestas en marcha para garantizar la seguridad digital.
Un punto que los bancos no deberían dejar al azar es externalizar sus servicios de seguridad. Es inevitable que determinados servicios se contraten a terceras empresas, porque sería inabarcable para las pequeñas empresas mantener un equipo propio de gran magnitud para estos asuntos. Pero siempre siendo conscientes de qué tipo de tareas se contratan exactamente, y a qué firmas.
¿Y yo cómo me protejo?
La banca hace su parte, manteniendo protegidos los datos de sus clientes. ¿Y el usuario, también cuida su seguridad informática? Porque, a nivel particular, cada usuario de banca online debe protegerse para que nadie sea capaz de acceder a sus cuentas o inversiones.
El primer punto, el más básico, es tener una contraseña fuerte. Nada de fechas de cumpleaños, nombres o alias, color favorito, película, etc. Todos los expertos recomiendan tener una contraseña alfanumérica que, además, se cambie periódicamente para evitar que pueda ser detectada.
Por supuesto, tener un antivirus instalado. Y no solo en el ordenador, también en el smartphone. Muchas personas todavía no tienen antivirus en su móvil, cuando precisamente se conectan más a la red a través de él que de otro modo. Hay que contar con uno potente que evite que programas malignos se instalen en nuestro dispositivo para robarnos información o incluso volverlo inutilizable. Aunque haya que pagar una licencia, es importante tenerlo.
También hay que poner cuidado con las apps que nos descargamos. Hoy en día hay apps para todo y nos encanta tener las últimas novedades, sobre todo en lo que respecta a las redes sociales. No se deben descargar apps de origen desconocido, esas que no están en las tiendas de aplicaciones oficiales: Google Play y App Store. Y si alguna vez nos planteamos hacerlo, antes conviene googlearlas, para ver de dónde provienen y qué dicen de ellas otros usuarios.
Las redes sociales, son otro coladero de peligros. No debemos compartir información personal en estos canales, y menos con gente que solo conocemos de forma online, nunca sabes quién hay detrás de un usuario. En general, los datos personales deben limitarse al máximo, e incluso sería mejor mantener las cuentas de las redes sociales privadas, en vez de públicas -aunque nos cueste un número de seguidores, qué le vamos a hacer-.
Y, por último, no fiarnos de nada ni de nadie. En el ciberespacio, la delincuencia campa a sus anchas y no conviene exponerse lo más mínimo. Limita más las relaciones y siempre ponlas a prueba. Tu ciberseguridad es lo más importante.