Tener una cuenta bancaria es algo casi imprescindible en nuestros días. Bien sea para cobrar la nómina, para domiciliar recibos de pago, para pedir un préstamo o una hipoteca, etcétera, nuestro dinero se maneja habitualmente desde una cuenta bancaria, y es por ello por lo que es importante que conozcas las diferencias que puede haber entre unas y otras.
Como es lógico, no todas las cuentas son iguales, ni en cuanto a la manera de operar, ni en relación a las funcionalidades que ofrecen ni, por supuesto, en cuanto a su coste, que puede ir desde los cero euros (¡sí, hay cuentas gratuitas!) hasta superar los 100 euros, e incluso los 200, según los datos del Banco de España.
Además en un mismo banco puedes tener diversas opciones a la hora de abrir una cuenta. Dependiendo del tipo de operaciones que suelas hacer, de la vinculación que puedas tener como cliente con la entidad (cuántos productos tienes contratados) y de tu “importancia” (normalmente, del tamaño de tu nómina o pensión), puedes llegar a obtener una cuenta gratuita.
No obstante, como siempre recomendamos, hay que leer bien la letra pequeña, para saber en qué condiciones es gratuita —o cuando deja de serlo— y para qué tipo de operaciones lo es, no sea que luego nos llevemos una sorpresa.
Qué comisiones puede incluir una cuenta bancaria
Para calcular el coste que supone tener una cuenta bancaria operativa, hay que tener en cuenta una gran variedad de comisiones. Hay que reseñar que estas comisiones deben llevar aparejado un servicio, es decir, están cobrando por algo, y deben estar publicadas. ¿Cómo se pueden llegar a pagar hasta más de 200 euros al año?:
Comisión por administración: por el mero hecho de tener una cuenta, lo cual conlleva un trabajo de gestión, de custodia, etcétera, es posible que tengamos que pagar, en cuyo caso puede ir desde unos 10-12 euros al año hasta más de 60.
Comisión por emisión de documentos: algunas entidades cobran cuando tienen que emitir determinados documentos (por ejemplo, un certificado de titularidad de la cuenta).
Comisión por retirada de efectivo en una oficina distinta de donde se abrió la cuenta: en concepto de gastos de comprobación de firma y de la existencia de fondos.
Comisión por ingresar dinero en efectivo en la cuenta de otra persona diferente a tu entidad.
Gastos de correo postal: es habitual, si el banco envía correo al cliente, que cobre por ese servicio, por el gasto que le supone la impresión de la carta, su manipulación y el franqueo (el crecimiento de la banca electrónica, no obstante, está eliminando en gran parte este tipo de gastos).
Gastos relacionados con las tarjetas de débito y crédito: pueden ser comisiones por emisión y renovación, por consulta de saldos y retirada de dinero en cajeros, por cancelación anticipada, por excedidos… Además, también puede haber otros, quizás no tan habituales, como los de emisión de duplicados, por traspaso de saldo de la cuenta asociada a una cuenta de efectivo o una tarjeta monedero, por personalización de la tarjeta (con una foto, con un logotipo…). Los más habituales, por emisión/renovación de tarjeta, pueden rondar los 20 euros de media, para las de débito, y los 30 euros anuales para las de crédito.
En algunos casos, las comisiones a cobrar dependen de la utilización de la tarjeta (es decir, si se utiliza un número de veces al mes o por un determinado importe, puede ser gratuita o no). Por su parte, las comisiones por sacar dinero del cajero también dependen de la red y de la entidad en la que se saque dinero, pudiendo ser gratuitas o ser un porcentaje sobre el dinero sacado, también con un mínimo (por ejemplo, un 0,6%, pero con un mínimo de 1,8 euros).
Ingreso de cheques: aunque es un medio de pago ya no muy habitual, al menos para particulares, es frecuente que su ingreso lleve aparejado una comisión (por ejemplo, el 0,3%, con un mínimo de 3 euros).
Comisiones por transferencia: algunas entidades no cobran comisiones por transferencias en la Unión Europea hasta determinada cantidad, mientras que en otras, hacer una transferencia nos puede salir caro (por ejemplo, un 0,50%, con un mínimo de 6 euros; en ese caso, una transferencia de 10.000 euros nos costaría 50).
Descubiertos: ¿qué ocurre si nos cargan un recibo, por ejemplo, y nos quedamos en números rojos? En la Cuenta Self te avisamos y te damos tres días para regularizar la situación, sin coste, pero hay casos en los que esta comisión puede resultar muy costosa, es una de las situaciones menos deseables: el coste puede incluir tres conceptos:
- un porcentaje sobre el saldo en negativo (por ejemplo, del 4%, con un mínimo, por ejemplo 15 euros),
- unos intereses de demora (que pueden ser del 7-8%, por los días que esté en descubierto),
- y una comisión adicional por reclamación de posiciones deudoras (por la gestión que hay que hacer para avisar al usuario del descubierto), que puede rondar los 30-35 euros.
Es decir, que por un descubierto, aunque sea mínimo, se pueden llegar a pagar fácilmente 45-50 euros.