Una técnica para ser capaz de valorar en su justa medida los gastos de determinado importe que se nos plantean a menudo en nuestra vida, consiste precisamente en traducir los euros a horas de trabajo, de modo que uno es mucho más consciente del esfuerzo que le supone incurrir en ese gasto concreto.
Aunque puede que no hayas oído hablar nunca de esta técnica, es frecuente su uso en especial para ser capaz de contener esos gastos impulsivos que a veces suponen una cantidad de dedicación que para nada está justificada por el valor del bien adquirido.
Por poner un ejemplo: no va a ser lo mismo pensar que el viaje de 10 días que estamos pensando hacer en verano nos cuesta 2.000 euros que tomar conciencia de que para llevarlo a cabo debemos dedicar exclusivamente las ganancias de 2 meses completos de sueldo. Como supongo que entenderás, es mucho más impactante para el cerebro humano el segundo punto de vista, y también será más sencillo haciendo esa traducción que descartes algunos gastos no necesarios.
El precio por hora de trabajo
Aunque mucha gente ya sea capaz de hacer este cálculo para cifras más importantes tomando como referencia el sueldo mensual, la teoría dice que deberíamos conocer el precio por hora que estamos cobrando para poder extrapolar cualquier gasto, por pequeño que sea, a dedicación horaria en nuestro trabajo.
Para hacerlo, es tan sencillo como dividir el sueldo neto mensual entre las horas que dedicamos al trabajo, ni más ni menos. Incluso existe la posibilidad de añadir a las horas de trabajo normales aquellas horas que aunque no sean de trabajo efectivo están asociadas al mismo, pues al fin y al cabo son horas que también “perdemos” por el trabajo (desplazamientos, horas muertas del descanso para comer, etc).
Por ejemplo, si tenemos un salario neto de 1.000 euros mensuales y nuestra dedicación, con desplazamientos (60 minutos cada día) y descanso de la comida (1 hora y media), acaba sumando 10,5 horas diarias, suponiendo un mes estándar de 22 días laborables nuestro salario neto por hora dedicada al trabajo será de 4,33 euros por hora. Si no contáramos el tiempo perdido en desplazamientos y ratos muertos de la comida, sería de 5,68 euros por hora.
De este modo, conociendo esa cifra estaremos en disposición de transformar cualquier gasto rutinario en horas de trabajo, para ser conscientes así del esfuerzo que nos supone asumir esos gastos. Por ejemplo, una cena en ese restaurante tan bueno que siempre te acaba costando alrededor de 50 euros te supondrá un poco más de 1 día de trabajo. ¿Te parece adecuado? ¡Pues adelante! ¿No te parece que valga la pena ese esfuerzo para el gasto concreto? Pues acabas de encontrar un gasto que puedes reducir de tu presupuesto mensual.
Por norma general, el impacto de esta transformación a horas de trabajo suele ser mayor a medida que las cifras de gasto son más elevadas. En efecto, cualquier gasto que te suponga más de un mes de trabajo debería ser considerado con este criterio, pues a veces nos es más sencillo renunciar a ellos si pensamos en la cantidad de esfuerzo que nos implica ganar ese dinero que estamos a punto de gastarnos, evitando así esos gastos impulsivos que tanto daño hacen en nuestra economía personal.