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¿Cuándo merece la pena contratar un plan de pensiones?

En los últimos años, ha aumentado la preocupación por el futuro de las pensiones públicas. El actual déficit de la Seguridad Social inquieta no solo a los actuales pensionistas, sino, sobre todo, a los futuros, que ven cómo está mermando la hucha de las pensiones. De esta manera, si no se realiza una modificación sustancial del sistema o se produce un aumento significativo de los cotizantes, se prevé que las pagas de los jubilados en el futuro serán inferiores a las de los actuales.

Ante esta situación muchos se plantean la posibilidad de contratar un plan de pensiones, para complementar lo que van a percibir del Estado y poder disfrutar de un retiro sin apuros ni sobresaltos. A continuación, te daremos algunas pautas que te pueden resultar de utilidad.

¿Qué es un plan de pensiones?

El plan es un instrumento de ahorro que te permite disponer de dinero para tu jubilación (o en determinadas circunstancias, como fallecimiento, incapacidad, desempleo prolongado, enfermedad grave…). Se pueden hacer ingresos puntuales o realizar una aportación periódica (cada mes, cada trimestre), aunque dentro de esto, puede haber cierta flexibilidad (por ejemplo, que podamos no ingresar algún mes si no nos viene bien).

Existen planes de pensiones individuales (los que cualquiera puede contratar con una entidad financiera) y planes de pensiones de empleo, en los que la empresa aporta una parte y el empleado otra. Te los explicamos aquí.

¿Cuándo empezar un plan de pensiones?

No se puede establecer una edad tipo, la mejor respuesta es “cuanto antes”. Según una encuesta, los españoles creen que el momento ideal está entre los 35 y los 45 años, pero lo cierto es que cuanto antes empecemos, menor será el esfuerzo que tendremos que realizar y mayor será el resultado obtenido.

Gracias al interés compuesto, una persona que meta 100 euros mensuales en un plan con una rentabilidad anual del 2%, y que empiece a los 25 (suponiendo la jubilación a los 67), habrá invertido 50.400 euros y obtendrá 79.391; mientras que, si empieza a los 46 y mete 200 euros al mes, también habrá invertido 50.400 euros, pero solo obtendrá 63.118.

¿Cuántos ingresos deberíamos tener?

De la misma manera, no existe una cifra de ingresos determinada, depende de nuestra capacidad de ahorro; se puede comenzar con una cantidad pequeña, e ir incrementándola posteriormente a medida que aumenten nuestros ingresos.

Existen diversos simuladores que permiten calcular cuánto obtendremos en nuestra jubilación dependiendo de lo que aportemos y de los años que vayamos a hacerlo (la propia entidad financiera nos hará una estimación al informarnos). Si atendemos a la fiscalidad, los planes de pensiones resultan más interesantes cuanto más elevados sean nuestros ingresos, al funcionar como una reducción de la base imponible.

Cuál es el mejor momento del año

Habitualmente, se habla más de los planes de pensiones a finales de año por la reducción fiscal que incorporan. Por ese motivo, en los últimos meses se intensifican las campañas para que iniciemos nuestro plan de pensiones, realicemos alguna aportación adicional o cambiemos de plan. No obstante, y dado que se trata de un instrumento a largo plazo, la decisión de iniciar o modificar un plan puede tomarse en cualquier momento del año.

Hoy en día, resulta sencillo cambiar de plan de pensiones, dentro de la misma entidad o a otra distinta, y, además, es una gestión gratuita. En algunos casos, las entidades ofrecen bonificaciones para incentivar el cambio, pero siempre hay que leer la “letra pequeña”, que puede afectar a aspectos tan relevantes como las comisiones que nos van a cobrar o la permanencia obligatoria durante un período determinado.

La razón para escoger un plan determinado no debería ser el regalo que nos ofrecen. Existe una gran diversidad, y para escoger un buen plan de pensiones deberíamos tener en cuenta el binomio rentabilidad/riesgo, las comisiones que tiene (algunas llegan a ser muy elevadas, de un 1,75% anual, de manera que se comen el beneficio de la inversión), la flexibilidad que nos ofrece o las posibilidades de diversificación con las que contamos.

El traspaso de fondos de un plan puede realizarse de forma total o parcial, de manera que el partícipe puede decidir repartir sus fondos entre varios planes, para de esta manera diversificar su inversión.

Este aspecto enlaza con el de la edad a la hora de contratar un plan. Habitualmente, cuando se inicia un plan de pensiones a una edad temprana, se suele adoptar un perfil más agresivo, para tratar de obtener una mayor rentabilidad, asumiendo un mayor riesgo. A medida que se cumplen años, se va reduciendo el riesgo, y en los años cercanos a la jubilación se buscarían opciones más conservadoras, de baja rentabilidad, pero con un riesgo reducido.

¿Aportaciones periódicas o puntuales?

Las aportaciones periódicas tienen varias ventajas: las integramos en nuestra estrategia de ahorro (nos habituamos a no disponer de ese dinero), y tenemos una menor variabilidad en cuanto a la rentabilidad, ya que, de alguna manera, se neutralizan los movimientos al alza o a la baja de los activos en los que invierte el plan. Por su parte, las aportaciones puntuales nos permiten ajustar al máximo la reducción fiscal en cada ejercicio.

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