El resultado de la primera vuelta de las presidenciales francesas ha supuesto el regreso de cierta calma a los mercados. Tras la incertidumbre generada por el empate técnico en las encuestas entre los cuatro principales candidatos (que hacía posible que fueran los dos más extremos los que se batieran en la segunda vuelta), finalmente serán el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen quienes se disputen el puesto el 7 de mayo.
No obstante, una vez disipada la posibilidad más temida por los inversores, todavía se mantienen las opciones de victoria para el Frente Nacional de Le Pen.
Una posibilidad que para muchos analistas se antoja remota, puesto que los principales derrotados en las elecciones, el conservador Fillon y el socialista Hamon, ya han manifestado sus preferencias por Macron.
Ya en 2002, el acceso a la segunda vuelta de Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, provocó la unión del resto de partidos ante la posibilidad de que el candidato ultraderechista accediese a la presidencia. Si en la primera vuelta, Jaques Chirac obtuvo una victoria no muy holgada, con un 19,88% de los votos, frente a un 16,86% de Jean-Marie Le Pen, en la segunda vuelta el primero arrasó al segundo, con más de un 82% de las papeletas.
Pero también fueron muchos los que veían difícil el Brexit, que provocó una gran caída de los mercados (si bien, luego se recuperaron), y también fueron mayoría los que creyeron que Donald Trump no vencería en las elecciones estadounidenses. La posibilidad está ahí, y las consecuencias que se podrían derivar de esa situación serían considerables.
Cómo es el sistema electoral francés
El sistema electoral francés es diferente al español. Para empezar, se elige por una parte al presidente de la República, que es el jefe de Estado, y por otra, al Parlamento. Es decir, que puede darse una situación de cohabitación, en la que el presidente pertenece a un partido, y el gobierno y el primer ministro son de otro, que ha obtenido mayoría en las elecciones legislativas. Esta situación se produjo, por ejemplo, entre 1986 y 1988, cuando el socialista Mitterrand era presidente, y el conservador Chirac, primer ministro.
Además, el sistema electoral francés es a doble vuelta, de manera que si ninguna opción consigue la mayoría absoluta en la primera votación (que es la situación habitual), se hace una segunda vuelta entre las dos alternativas más votadas. Éste ha sido el caso en estas presidenciales de abril de 2017, en las que Macron y Le Pen han quedado en las dos primeras posiciones, con un 23,9% y un 21,4% de los votos, respectivamente.
Por qué son tan importantes estas elecciones francesas
El Brexit activó muchas alarmas en la Unión Europea. Aunque Gran Bretaña nunca ha sido un socio fácil para la Unión, ya que siempre ha habido cierto euroescepticismo por su parte, lo cierto es que el Reino Unido es una de las principales economías del continente, y su salida puede tener consecuencias significativas.
De momento, apenas se han iniciado las negociaciones para la ruptura, y resulta aventurado adelantar cuáles van a ser las secuelas. Sin embargo, y aún siendo un socio no demasiado comprometido, la consumación del Brexit en el referéndum provocó un cataclismo en las Bolsas y una huida hacia activos refugio.
El impacto fue violento, y no lo fue más gracias a la decidida acción del Banco Central Europeo, que evitó mayores consecuencias. Tras el golpe inicial, los mercados se fueron recuperando, incluidos algunos de los valores más relacionados con la economía británica.
Sin embargo, en el caso de Francia, su salida podría ocasionar un caos en la Unión, de graves consecuencias. El tamaño de la economía gala es similar al de la británica, pero Francia pertenece a la Eurozona y es uno de los pilares fundamentales de la Unión. Es, además, miembro fundador de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), el germen de lo que luego se convertiría en Comunidad Económica Europea (CEE) y, más tarde, en Unión Europea.
Su liderazgo, unido al de Alemania, resultan indispensables para el avance de la Unión. Por tanto, una hipotética salida de Francia podría hacer que el proyecto europeo quedase muy tocado o se fuese directamente al traste.
¿Qué probabilidades hay de que Francia salga de la Unión Europea?
Resulta complicado hacer vaticinios. Como ya se ha comentado anteriormente, los pronósticos no han resultado certeros en el caso británico y en el estadounidense, por lo cual es aventurado adelantar cuáles pueden ser los resultados de la segunda vuelta de las presidenciales en Francia, o de las de la Asamblea Legislativa (11 y 18 de junio).
La victoria de Macron significaría continuar e incluso, probablemente, reforzar el proyecto europeo. Sin embargo, una hipotética victoria de Marine Le Pen podría iniciar el camino hacia el Frexit, ya que así lo ha dicho en repetidas ocasiones la líder del Frente Nacional. A pesar de todo lo comentado anteriormente, no parece demasiado factible que se llegue a producir, por varias razones:
- No es probable la victoria de Le Pen en la segunda vuelta. Los partidos hasta ahora dominantes, conservadores y socialistas, han pedido el apoyo para Macron, ya que consideran la opción de Le Pen como demasiado radical.
- Si, aun a pesar de eso, ganase Le Pen, debería imponerse también en las elecciones legislativas, ya que si no, le resultaría muy complicado sacar adelante la convocatoria.
- Si consiguiese convocar el referéndum, tampoco es tan claro que lo gane, puesto que el porcentaje de euroescépticos en el país vecino es bastante inferior al que había en el Reino Unido, y también estaba bastante por debajo del porcentaje de franceses que piensan que la pertenencia a la Unión Europea es positiva.
¿Y si, a pesar de todo, el Frexit saliese adelante?
Las consecuencias del Frexit son difíciles de comprender en todo su alcance, ya que entraríamos en territorio inexplorado. Sin el contrapeso de Francia, Alemania sería el único líder de una Unión Europea muy tocada. La importancia de la economía francesa para la Unión, de la cual es contribuyente neto, las relaciones con los demás países, especialmente con los vecinos, la libre circulación de personas y mercancías… todo se vería trastocado.
Además, la salida de la Unión Europea significaría la vuelta al franco en el país galo, de manera que las deudas francesas también se redenominarían en su nueva moneda, en lugar de estar en euros.
Cuáles serían las consecuencias para los ahorradores
Las consecuencias para los ahorradores serían muchas y muy variadas. En los primeros momentos reinaría el desconcierto ante la entrada en territorio desconocido. Muy probablemente, las bolsas, especialmente las europeas, se desplomarían, y los valores franceses y con intereses en Francia sufrirían grandes caídas (ante el empeoramiento de las expectativas en ese país y por el efecto divisa).
La propia economía francesa podría sufrir una grave contracción, al reducirse el comercio con otros países e incrementarse la inflación (ya que sus importaciones serían más caras). Estos, a su vez, también se verían afectados. En el caso de España, por ejemplo, hay que tener en cuenta que el país vecino es el principal destino de nuestras exportaciones, (aproximadamente un 15% de las mismas), y nuestro principal proveedor, junto con Alemania.
Además, las primas de riesgo también variarían, probablemente la de Francia se elevase considerablemente, pero también la de otros países de la Unión, ante la incertidumbre generada, y especialmente, los de economías más débiles.
Ante la incertidumbre, los inversores preferirían estar en liquidez (favoreciendo las caídas de las bolsas), o huirían hacia activos refugio, como el oro o el dólar.
En el ámbito de las divisas, el euro probablemente sufriría una gran caída, mientras que otras monedas, como el dólar o el yen, se revalorizarían.