A diferencia de lo que ocurre con las acciones, que tienen una vida indefinida (salvo casos excepcionales de quiebra, liquidación, fusión…), otros instrumentos financieros tienen un plazo de vencimiento prefijado. Es el caso, por ejemplo, de los derivados (futuros y opciones).
Trimestralmente, y coincidiendo con el tercer viernes de cada fin de trimestre (18 marzo, 17 de junio, 16 de septiembre y 16 de diciembre en 2016), se produce el vencimiento de futuros sobre índices, opciones sobre índices, futuros sobre acciones y opciones sobre acciones. Estos cuatro días reciben un nombre peculiar, la “cuádruple hora bruja”.
En estas fechas, los inversores deben tomar la decisión de cerrar la posición que tienen abierta, o bien hacer lo que se denomina “roll over”, que es traspasar la posición abierta al siguiente vencimiento. Para realizar el llamado “roll over”, simplemente se vende la posición antes de la fecha de vencimiento y simultáneamente se compra la misma posición.
En estas fechas suele aumentar el volumen de operaciones del mercado ya que muchos esperan hasta los últimos días para decidir si cerrar la posición o no, y este mayor volumen de operaciones suele venir de la mano de un incremento de la volatilidad.
Se le denomina “bruja”, porque puede hacer que la tendencia del mercado cambie completamente de signo de manera “mágica o sin causante alguno”. Aunque en realidad sí hay una explicación sencilla, y es que hay un volumen de operaciones mucho mayor en el día, que puede ocasionar cambios de tendencia bruscos.