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Coyuntura actual económica. Semana del 8 al 14 de febrero

Coyuntura actual económica. Semana del 8 al 14 de febrero

Perspectivas fiscales a nivel global en 2021

La actuación de la política fiscal ha sido clave para atenuar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia. En concreto, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), su cuantía ascendió a 14 billones de $ a nivel global (16,7% del PIB mundial de 2020), destinando un total de 6 billones de $ a inyecciones de capital, préstamos y garantías. Este hecho, unido a la contracción de la producción y la caída de la recaudación tributaria, ha dado lugar a un significativo deterioro de la situación presupuestaria tanto de las economías avanzadas como emergentes.

El FMI estima que la deuda pública mundial se situó en un 98% del PIB en 2020, frente a la proyectada de un 84% del PIB en octubre de 2019. Si bien, se observa una actuación fiscal heterogénea principalmente determinada por el acceso a la financiación de los estados. En este sentido, el déficit público de las economías avanzadas repuntó en promedio a un 13,3% del PIB, 10 pp superior a su nivel medio en 2019. En el caso de las economías emergentes, éste aumentó en media hasta un 10,3% del PIB (vs. -4,8% del PIB en 2019), mientras que en los países en desarrollo o bajos ingresos alcanzó de promedio un 5,7% del PIB, limitando su incremento a 1,7 pp respecto a sus registros anteriores a la crisis del covid-19 (vs. -4,0% del PIB en 2019).

En este contexto, el organismo internacional proyecta en 2021 que, en un escenario central en el que se produzca un crecimiento global de un 5,5% anual, la recuperación económica reduzca los niveles de déficit público del PIB hasta en torno un 8,5% del PIB tanto en las economías avanzadas como emergentes, y a un 5,0% del PIB en los países en desarrollo. Unas proyecciones condicionadas a la evolución de la pandemia, al éxito de los planes de vacunación y al grado de progresiva normalización de la actividad socioeconómica, especialmente de los sectores más afectados por las medidas de restricción de la movilidad actualmente vigentes a nivel mundial.

A su vez, destacan las perspectivas de que aumente el número de países que introduzcan un tono más restrictivo en su política fiscal, especialmente en el caso de las economías emergentes ante los riesgos asociados al tipo de cambio y posibles rebajas de calificación de su deuda soberana si persisten sus actuales niveles de déficit público. Un factor que podría condicionar a la baja la senda de recuperación en función del ansiado control de la crisis sanitaria.

Paralelamente, el FMI en su escenario central, en el que se produciría un progresivo control de la crisis sanitaria apoyada en la efectividad de los planes de vacunación, sitúa en 2021 los niveles de déficit y deuda públicos de las principales economías en:

  • En EEUU el déficit público disminuiría hasta un 11,8% del PIB, tras alcanzar un 17,5% en 2020, al mismo tiempo que su nivel de deuda pública continuaría su senda al alza hasta un 134,7% del PIB (vs. 132,1% del PIB en 2020).
  • La Eurozona podría reducir el déficit público promedio a un 5,9% del PIB en 2021, 2,5 pp inferior a su registro el año anterior. Por su parte, la deuda pública se mantendría estable en torno a un 99,0% del PIB. Si bien, entre sus principales economías ésta seguiría creciendo en Italia hasta un 159,7% del PIB y, de forma más moderada, en España a un 118,9% del PIB.
  • En 2021, la economía del Reino Unido continuaría mostrando una negativa evolución presupuestaria al situarse sus niveles de déficit público en un 10,6% del PIB (vs. 14,5% del PIB en 2020) y su deuda pública en un 110,8% del PIB (vs. 103,3% del PIB año anterior).
  • En Japón, la deuda pública continuaría incrementándose a un 234,6% del PIB en 2021, si bien su déficit público disminuiría a un 8,6% del PIB (vs. 13,8% del PIB en 2020).
  • Por su parte, entre las economías emergentes, el déficit público de China sólo se reduciría en 0,8 pp hasta un 11,0 del PIB en 2021, al mismo tiempo que su endeudamiento público podría crecer hasta 69,4% del PIB, frente al 65,2% del PIB en 2020.

Unas condiciones presupuestarias que serán clave a corto y medio plazo para garantizar una senda de recuperación sostenible tras la pandemia, y que deberán estar centradas entre otros objetivos en garantizar la cohesión social, la transformación digital y la transición energética.

Evolución y perspectivas de la plata

En una coyuntura marcada por la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, la condición de valor de refugio de los metales preciosos, unido a una progresiva recuperación de la producción industrial en el segundo semestre de 2020, han influido en que las cotizaciones del oro, platino, paladio y plata superen significativamente sus niveles de precios de comienzos del año 2019.

No obstante, se observan diferencias en su grado de volatilidad, una vez que el precio de la onza de paladio cayó un 44% en tan sólo 13 sesiones al inicio de la crisis del covid-19 (entre febrero y marzo de 2020), mientras que el resto de los metales preciosos registraron en ese mismo período descensos más moderados. En el conjunto de 2020, la onza de plata se revalorizó un 47,9%, la de paladio un 25,9% y la de oro un 25,1%, mientras que el rendimiento de la onza de platino se limitó a un 10,9%.

El comportamiento de los metales preciosos en general, y de la plata en particular, ha estado marcado por dos factores que han tenido un impacto de signo contrario. Por un lado, el shock provocado por la disrupción de la pandemia ha ocasionado la caída de la demanda de metales preciosos para determinados usos industriales y, especialmente, en la joyería. Sin embargo, las políticas monetarias expansivas introducidas por los bancos centrales, con el objetivo de paliar las consecuencias socioeconómicas y financieras de la crisis sanitaria, han favorecido la inversión en oro y otros metales preciosos principalmente como protección a los tipos de interés reales negativos. En este sentido, se estima que la demanda de la onza de plata como activo financiero creció en 2020 un 16% anual, superando en 4 pp el avance registrado el año anterior (12% anual en 2019).

Además de la inversión como metal monetario, la plata es una materia prima esencial en diferentes usos industriales que determinan que una parte significativa de su demanda. En contraste, la demanda del oro está más relacionada con la joyería y la inversión monetaria.

La plata está considerada como uno de los mejores conductores naturales de la electricidad y el calor, lo que favorece su utilización en diferentes industrias como la de chips LED o semiconductores. En concreto, estas ramas industriales han ganado protagonismo en la economía no sólo por los cambios en los hábitos de consumo y de trabajo generados por la crisis del covid-19, sino también por las megatendencias que verán aceleradas por los planes de recuperación nacionales de las principales economías definidos en torno a la digitalización y la transición energética, entre otros ámbitos.

En este sentido, la plata es un elemento relevante en la construcción de paneles solares por sus características conductoras, que permiten que las células fotovoltaicas transformen la luz solar en electricidad. Si bien los fabricantes de paneles solares han reducido progresivamente la cantidad de plata que emplean por su elevado coste, el fuerte crecimiento esperado de la industria fotovoltaica impulsará previsiblemente su demanda en los próximos años.

En 2020, según las estimaciones de Metal Focus, la demanda de plata podría haber caído un 3% anual ante el impacto de la pandemia en algunas ramas industriales y en la joyería. Al mismo tiempo, su oferta se habría reducido un 4% anual por el recorte de la producción por parte de las compañías mineras ante su menor demanda.

Tras esta evolución, las expectativas de recuperación del sector industrial a lo largo de este año y un posible incremento de su demanda como inversión física ante el escenario actual de bajos tipos de interés son dos de los factores que determinarán la tendencia de su precio en 2021.

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Autor

Economista jefe de Singular Bank. Entre 2013 y 2019 fue Directora del departamento de Economía del Círculo de Empresarios. Es Doctora en Economía por la Universidad San Pablo-CEU. Ha sido coordinadora del área académica de grado y es profesora de grado y de post grado de ESIC Business & Marketing School, donde imparte clases de Teoría Económica y Análisis del Entorno Económico. Ha publicado numerosos artículos en prensa y en diferentes libros sobre cuestiones relacionadas con la sociedad de la información y aspectos sociales de la política económica, entre otros temas. Su ensayo “Europa e Internet” recibió en 2000 el Premio del Instituto de Estudios Europeos, de la Universidad San Pablo-CEU, y Telefónica. Ha sido seleccionada como directiva de la iniciativa “Women to Watch” de PWC y es miembro de su Consejo Asesor.