Coyuntura del mercado laboral español a cierre del primer semestre
La progresiva recuperación económica y la reapertura del sector hostelero y del ocio nocturno ante la relajación de las medidas de distanciamiento social, unido a la creación de empleo estacional relacionada con el sector turístico, han impulsado el crecimiento de la afiliación en España.
En junio, según los datos proporcionados por la Seguridad Social, la afiliación ajustada estacionalmente repuntó un 1,1% respecto al mes anterior (+202.857 personas) y un 4,7% interanual (+875.941), alcanzando un número medio total de 19.267.915 cotizantes.
Por ramas de actividad, los mayores incrementos mensuales de ocupación se observaron en las actividades más favorecidas por el levantamiento de las restricciones: servicios de alojamiento (+21,2%), actividades deportivas de entretenimiento (+4,8%), servicios de comidas y bebidas (+4,3%) y bibliotecas, archivos, museos y otras actividades culturales (+3,9%).
Paralelamente, el paro registrado se redujo en junio en 166.991 trabajadores con respecto al mes anterior hasta 3.614.339 personas (-4,41%), encadenando cuatro meses consecutivos a la baja y alcanzando su menor nivel desde marzo de 2020. En términos interanuales, se registró un fuerte descenso de un 6,43% (-248.544 personas), equivalente a 248.544 personas desempleadas menos que hace 12 meses.

Sin embargo, estas cifras de paro registrado no contabilizan los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs). A cierre de junio los trabajadores acogidos a este esquema de protección de empleo ascendían a 447.820, equivalente a un 2,3% del total de afiliados. Una cifra que supone su menor nivel desde el inicio de la pandemia, frente a los más de 3,6 millones de trabajadores que se encontraban en esta situación laboral durante el gran confinamiento de la población en abril de 2020.
Desde comienzos de este año los avances del plan de vacunación y la gradual reapertura económica ante la relajación de las restricciones han favorecido la reincorporación de trabajadores a sus puestos de trabajo, registrándose en junio 44.692 personas menos en ERTE según la fecha de alta del expediente. Sin embargo, tras la significativa reducción en el número de ERTEs observada a partir de febrero una vez superada la tercera ola de coronavirus, en el último mes se ha frenado su tendencia a la baja.

Por sectores, las empresas de hostelería, restauración y ocio continúan concentrando más de la mitad del total de ERTEs (53,2% en junio), si bien en el primer semestre han mostrado una mejor evolución que el resto de ramas. En junio se redujeron en torno a un 44% respecto a sus niveles de enero, superando ampliamente la reincorporación de trabajadores en los sectores de comercio (36%), manufacturas (23%) y construcción y transporte (23%). Una evolución que refleja la progresiva reactivación de las actividades más asociadas al consumo social, que han sido las que han acumulado un mayor volumen de trabajadores con suspensión de empleo por el mayor impacto de las medidas de distanciamiento social, aforos y horarios.


La recuperación de los sectores vinculados al turismo, donde aún se mantienen en ERTE más de 230.000 trabajadores, está parcialmente condicionada al repunte de la demanda internacional en la temporada estival ante la reciente entrada en vigor del pasaporte covid en la UE. No obstante, la propagación de la variante delta, el repunte de los casos de covid-19 y las recomendaciones de algunos países de no viajar a determinadas CCAA españolas podrían lastrar la llegada de turistas y, por tanto, la reincorporación de trabajadores al mercado laboral.
En el caso de los sectores de comercio, manufacturas y construcción y transporte se ha observado una reducción de los ERTEs más moderada, a pesar de que en general su actividad ya no está afectada por limitaciones y se han eliminado las exoneraciones en las cuotas a la Seguridad Social. Un hecho que muestra el riesgo de un creciente número de empresas zombies que no sólo no han logrado recuperar sus niveles de actividad y empleo sino que tampoco pueden declararse en quiebra debido a la moratoria de los concursos de acreedores vigente hasta el 31 de diciembre.
En esta coyuntura, ante la obligación de mantener el empleo en los 6 meses posteriores a un ERTE, la OCDE ha destacado el riesgo de prorrogar este esquema de protección de empleo en los sectores que presentan un menor potencial de recuperación. Todo ello en un contexto en el que el organismo internacional proyecta que el mercado laboral español no recupere su tasa de desempleo pre-covid antes de 2023.
Actualización al alza de las previsiones de la Comisión Europea
La Comisión Europea (CE) en su Informe de Previsiones Económicas de verano ha revisado nuevamente significativamente al alza su escenario de recuperación ante la mejora de la situación epidemiológica y sanitaria apoyada en el avance de los planes de vacunación y la progresiva relajación y reapertura de las actividades más afectadas por las medidas de control de la pandemia. Todo ello unido al hecho de que la contracción de la producción sufrida en 1T en el conjunto de la UE fue menor de lo estimado inicialmente, principalmente por la adaptación de una parte del tejido empresarial a las medidas de distanciamiento social, el mayor dinamismo del comercio exterior y el tono expansivo de la política económica.
Esta circunstancia, junto a la positiva tendencia mostrada por los indicadores de movilidad y de la confianza de los consumidores y las empresas, anticipan un repunte del consumo y de la inversión sostenible en los próximos meses, que se verá apoyado por la esperada reactivación del sector turístico con la entrada en vigor del Certificado digital COVID de la UE.

Ante esta coyuntura, la CE prevé un avance del PIB tanto de la UE como de la Eurozona de un 4,8% anual este año, frente al estimado en mayo de un 4,2% y un 4,3% anual, respectivamente. Unas previsiones que en el caso de la zona monetaria europea se sitúan en torno a 0,5 pp por encima de las realizadas por el Fondo Monetario Internacional (4,4% anual) y la OCDE (4,3% anual). Tras este repunte de la actividad económica, que permitiría al conjunto de la Eurozona recuperar sus niveles de producción pre-pandemia a finales de 2021, el organismo europeo estima que el ritmo de crecimiento se modere ligeramente a un 4,5% anual el próximo año. No obstante, éste sería 0,1 pp superior al reflejado en su escenario macroeconómico de primavera de un 4,4% anual en 2022.
A pesar de la mejora de las perspectivas, la recuperación económica seguirá siendo asimétrica entre los Estados miembros de la EU, siendo clave el desarrollo y la ejecución de los planes de recuperación nacionales en el marco de los fondos Next Generation UE. En concreto, el plan de Recuperación y Resiliencia podría generar en torno a un 1,2% del PIB real de la UE en 2019.
- El mayor crecimiento se produciría en Irlanda de un 7,2% anual, 2,6 pp superior al estimado en mayo (+4,6% anual), seguido de España de un 6,2% anual (vs. 5,9% anterior) y Francia de un 6,0% anual (vs. 5,7% anterior). Una estimación que en el caso de la economía española está en línea con la proyectada por el FMI de un 6,4% y el Banco de España de un 6,2%, y 0,3 pp superior a la de la OCDE de un 5,9% anual este año.
- Por su parte, la CE ha elevado en mayor medida el ritmo de crecimiento de la producción en Italia, situando el repunte de su PIB en un 5,0% anual frente al 4,2% previsto en mayo y 0,2 pp superior a la media de la Eurozona.
- En el caso de Alemania, se proyecta un avance de la producción 0,2 pp superior al estimado anteriormente hasta un 3,6% anual, si bien se sitúa 1,2 pp por debajo del promedio de la zona monetaria europea de un 4,8% anual en 2021.
- La recuperación más moderada se registraría en Finlandia (2,7%) que, junto a Portugal, mantiene sus previsiones sin cambios respecto al escenario presentado en mayo.
En 2022, entre los países de la zona monetaria los mayores avances del PIB se registrarían en España (6,3%), con una revisión a la baja de 0,5 pp respecto a su estimación de mayo de un 6,8% anual, Grecia (6,0%) y Letonia (6,0%), superando significativamente al promedio de la Eurozona (4,5%). En el caso de Alemania, Francia e Italia el repunte de la producción se situaría en un rango de entre un 4,2% y un 4,6% anual. Por su parte, las economías que mostrarían menores tasas de crecimiento económico serían Finlandia (2,9%), Luxemburgo (3,3%) y Países Bajos (3,3% anual).

Paralelamente, la CE ha confirmado las expectativas al alza del nivel de precios reflejadas recientemente por el BCE. En este sentido, prevé que la inflación media este año alcance un 1,9% anual, frente al 1,7% estimado en mayo, que tendería a moderarse hasta un 1,4% anual en 2022 (vs. 1,3% anual previsto anteriormente). Este nuevo incremento de las perspectivas se explica por las presiones inflacionistas de oferta relacionadas con el repunte del coste de la energía, de las materias primas básicas y del transporte de mercancías y los problemas de suministros de componentes de producción clave como los semiconductores, al mismo tiempo que se produce un aumento significativo del consumo interno y de la demanda exterior. Unas circunstancias que tenderían a normalizarse progresivamente a partir del próximo año, confirmando la tesis de un repunte temporal de los precios en la zona monetaria europea.

Estas estimaciones se han dado a conocer antes del anuncio del primer cambio de estrategia de la política monetaria del BCE en las últimas dos décadas. En concreto, el organismo monetario ha elevado a un 2% el objetivo de inflación, abriendo la puerta a que la política monetaria expansiva se prolongue, al mismo tiempo que podría ganar peso la ponderación de la vivienda y se prestará más atención al cambio climático.
Este escenario macroeconómico constata el inicio de un nuevo ciclo económico en la Eurozona, si bien no exento de riesgos asociados a:
- La evolución de la situación epidemiológica, principalmente ante el repunte de los casos de contagio diarios por la creciente incidencia de la variante delta. Esta situación no sólo anticipa una nueva ola de la pandemia, sino también la necesidad de acelerar el porcentaje de población inoculada con una doble dosis, especialmente en las cohortes de edad a partir de 16 años. Un hecho que ha dado lugar a que algunos países como Portugal reintroduzcan nuevas restricciones de movilidad, y que podría afectar negativamente la campaña de turismo de la temporada de verano, con consecuencias negativas en el caso de España.
Todo ello unido a la situación sanitaria que afrontan actualmente otras regiones de Asia, África y América Latina, que condiciona a la baja la normalización de actividades relacionadas con el transporte, la logística y la apertura de las fronteras para los viajeros internacionales, entre otras.
- La persistencia de los shocks de oferta en las cadenas de valor globales, especialmente en el caso del suministro de inputs de producción estratégicos, que podría generar un incremento de los costes de producción. Ante esta coyuntura, un número creciente de empresas podrían trasladar estos mayores costes a los consumidores finales ante el repunte de sus niveles de endeudamiento a raíz de la crisis del covid. Un hecho que podría provocar un aumento de la inflación mayor de lo esperado y lastrar el ritmo de crecimiento económico y el empleo a medio plazo.
- La retirada anticipada de los estímulos monetarios y fiscales sin una confirmación de la recuperación sólida de la actividad económica, que podría ir acompañada de un incremento de las ratios de morosidad y quiebra empresarial, con implicaciones negativas en el empleo, el crecimiento potencial y la estabilidad social. Adicionalmente, el escenario de endurecimiento de las condiciones financieras tendría un impacto global, especialmente en la estabilidad presupuestaria y de endeudamiento de las economías emergentes y en desarrollo.
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