La Encuesta de Población Activa (EPA) del 3T de 2020, elaborada por el INE, ha constatado que continúa el fuerte deterioro del mercado laboral español tras el desplome sufrido el trimestre anterior ante el impacto de la crisis del Covid-19.
A pesar de que entre julio y septiembre se observó un significativo repunte del empleo de 569.700 personas respecto al 2T, esta cifra únicamente supone la recuperación de un 48% de la pérdida de puestos de trabajo registrada en la primera mitad del año. Así, en el 3T la población ocupada total se situó en 19,17 millones de personas, niveles similares a los del 1T de 2018.
En comparación con el año anterior, el número de ocupados se mantuvo 697.500 personas por debajo del 3T de 2019 (-3,51% interanual), su mayor caída interanual desde comienzos de 2013 tras la registrada el 2T de este año (-6,05% interanual).

Hasta septiembre, la destrucción de empleo se concentró en el sector privado, con una disminución de 805.900 personas en los últimos 12 meses (-4,84% interanual), frente al incremento de 108.500 ocupados en el sector público (+3,36% interanual). Por tipo de contrato, la reducción de asalariados temporales (-582.800) fue 6 veces superior a la de los contratos indefinidos (-99.100). A su vez, el número de trabajadores por cuenta propia descendió en 14.300 frente al 3T de 2019.
A nive geográfico el mayor impacto negativo se registró en las islas, reduciéndose el empleo un 8,06% interanual en Canarias y un 7,40% interanual en Baleares. En contraste, los descensos en Asturias (-1,36%) y País Vasco (-1,02%) se situaron 2,15 pp y 2,49 pp por debajo de la media nacional (-3,51%), respectivamente. Por su parte, Murcia fue la única CCAA en la que no disminuyó la ocupación en el último año.
Sin embargo, esta destrucción de empleo no recoge los trabajadores afectados por un proceso de ERTE con suspensión de empleo que, según la metodología de la EPA, se incluyen como ocupados. En esta categoría se computan en torno a 700.000 personas, por lo que si no se considerasen ocupados la pérdida de empleo respecto al 3T de 2019 se elevaría a un 7% interanual.
Paralelamente, el número de desempleados en el 3T se incrementó en 355.000 personas frente al trimestre anterior (+10,54% interanual), su mayor avance desde 2012. En concreto, el volumen de desempleados ascendió a 3.722.900 personas, situando la tasa de paro en un 16,26% de la población activa. Una cifra que supera en 0,93 pp la del 2T (15,33%) y en 2,34 pp la del 3T de 2019, alcanzando su mayor nivel desde el 1T de 2018.
En el caso de los trabajadores menores de 25 años, la tasa de paro se incrementó en 8,77 pp hasta un 40,45% de la población activa (vs. 31,68% en el 3T de 2019).
No obstante, no todos los trabajadores que han perdido su empleo desde comienzos de año han sido clasificados como desempleados, sino que una parte de ellos se ha considerado población inactiva en un contexto en el que la situación actual les ha impedido buscar empleo a pesar de estar disponibles para trabajar. En septiembre se encontraban en esta categoría 1.142.700 personas (-485.000 frente al trimestre anterior).
Así, incluyendo estos trabajadores clasificados como inactivos, la tasa de paro se situaría por encima de un 20% de la población activa. Adicionalmente, si se computaran en el cálculo las 700.000 personas en situación de ERTE, la tasa de desempleo ascendería a un 23% de la población activa.

Esta evolución del desempleo en el 3T fue heterogénea por sectores. Mientras que se incrementó significativamente en la agricultura (39.700 parados más) y en servicios (+21.300), disminuyó en la industria (–31.800) y construcción (–12.300). Por CCAA, la tasa de parocreció en todas las regiones excepto en Asturias, Ceuta y Melillarespecto al 3T de 2019, registrándose los mayores incrementos en Islas Baleares (+5,1 pp) y Canarias (+3,9 pp). Asimismo, Madrid (+3,0 pp) y Cataluña (+2,4 pp) también mostraron un repunte superior a la media nacional (+2,34 pp).

La crisis del Covid-19 acelerará el protagonismo creciente de China en la economía global
La coyuntura socioeconómica global afronta una nueva ola de crecientes casos de contagio de Covid-19, especialmente en EEUU y Europa. En este sentido, para frenar su expansión los gobiernos europeos han reintroducido nuevas restricciones a la movilidad y el cierre de actividades no esenciales, destacando las medidas adoptadas recientemente en Francia y Alemania. Un escenario que, tras el repunte promedio del PIB de las economías avanzadas de en torno a un 10% trimestral entre julio y septiembre, está provocando una ralentización de la recuperación económica prevista en el último trimestre de este año y condiciona a la baja las expectativas de cara al primer semestre de 2021. Todo ello sin descartar que se pueda producir una no deseable doble caída de la producción en función de la evolución de la situación epidemiológica y su presión sobre los sistemas sanitarios nacionales.
Esta crisis global sincronizada sin precedentes desde la II Guerra Mundial dará lugar a una reconfiguración socioeconómica, comercial y geopolítica. Así, China, país en el que se inició la crisis sanitaria y única de las grandes economías que registrará un avance de su PIB de en torno a un 2% anual en 2020, continuará incrementando su protagonismo en la economía global en detrimento de EEUU y la UE. En concreto, según las estimaciones del FMI, en 2025 el peso de la economía china podría aumentar hasta un 20,3% del PIB mundial, frente al 16,8% que representaba en 2019, mientras que el de EEUU retrocedería casi 2 pp hasta un 22,7% y el de la UE permanecería estable en torno a un 18% del PIB global.

Paralelamente, desde el inicio de la apertura económica de China a comienzos de la década de los 90, el peso de las economías avanzadas continuaría retrocediendo de un 77,9% del PIB global a un 56,3% previsto en 2025. Así, las economías emergentes y en desarrollo seguirían ganando protagonismo hasta representar un 43,7% del PIB mundial en 2025, frente a un 22,1% en 1990.

A su vez, según el escenario de recuperación económica proyectado por el FMI a partir de 2021, con una tasa de crecimiento promedio anual del PIB mundial de un 4,1% anual en los próximos cinco años, la aportación al crecimiento global de la potencia asiática aumentaría progresivamente hasta un 27,7% en 2025 (vs. 26,8% en 2021). Por su parte, en esta senda económica prevista, la aportación de EEUU retrocedería 1,2 pp hasta un 10,4% (vs. 11,6% en 2021), al igual que la de las principales economías europeas.


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