Todos los activos de inversión implican algún tipo de riesgo. La célebre frase de Benjamin Franklin sobre que lo único seguro en esta vida son la muerte y los impuestos, además de ser graciosa, es bastante certera.
A la hora de plantear nuestra estrategia de inversión por tanto es importante realizar un análisis detallado para intentar comprender mejor todos los riesgos que asumimos. Lo más peligroso es creer que no se asume ningún riesgo. Si entendemos el concepto de riesgo en su mayor amplitud, siempre hay algún potencial problema que nos podría afectar.
En líneas generales hay dos tipos de riesgo:
- Riesgo Sistémico
- Riesgo No Sistémico
El riesgo sistémico es aquel inherente al mercado en su conjunto, o el segmento en el que operamos, y puede afectar a un gran número de activos. Este tipo de riesgo también es llamado a veces riesgo no diversificable, riesgo de volatilidad o de mercado… En definitiva el riesgo sistémico es aquel que afecta a todo el mercado en su conjunto, y por tanto no recae sobre un sólo activo. Este tipo de riesgo es difícilmente predecible, y casi imposible de evitar en su totalidad. Ejemplos claros de riesgo sistémico son cambios en tipos de interés, inflación, recesión o guerras.
Riesgo no sistémico, por el contrario, afecta a un número reducido y concreto de activos. Es llamado a veces riesgo específico o residual, y se refiere al riesgo particular inherente a una empresa o inversión concreta. Ejemplos de riesgo no sistémico serían un cambio en la directiva de una empresa, un fallo en un producto que vende una empresa, un cambio regulatorio que podría afectar el negocio de una empresa en la que has invertido, etc. Es posible mitigar el impacto del riesgo no sistémico de nuestra cartera mediante la diversificación.
Aparte de la clasificación general de riesgo sistémico y no sistémico, podemos hablar también de otros tipos de riesgos más específicos:
Riesgo de Crédito o de Default
El riesgo de crédito o default es el riesgo de que una persona o entidad a la que le hayas prestado dinero de manera contractual no sea capaz de devolverlo. También se llama a veces riesgo de contrapartida. Es un tipo de riesgo especialmente relevante para aquellos inversores que tienen bonos o renta fija en su cartera. La renta fija emitida por gobiernos o poderes públicos suele considerarse como la de menor riesgo, y consecuentemente suelen ofrecer la menor rentabilidad. Los bonos de deuda corporativa por el contrario suelen considerarse de mayor riesgo, ya que la probabilidad de que una empresa en un momento futuro pueda quebrar siempre existe.
Riesgo de País
El riesgo de país se refiere a la posibilidad de que un país no sea capaz de cumplir con sus obligaciones financieras. Cuando un país entra en crisis financiera, e incumple sus obligaciones, puede dañar la imagen de todo lo relacionado con ese país. Todo tipo de activos pueden verse afectados por esta falta de confianza, y ver sus cotizaciones descender. Como normal general este tipo de riesgo suele ir asociado a las inversiones en países emergentes, donde el elevado déficit del país puede crear inestabilidad.
Riesgo Divisa
Cuando invertimos en países extranjeros, siempre es importante tener en cuenta el efecto que el cambio de divisa tendrá en nuestros resultados. Debemos mantener presente que el cambio de divisa fluctúa con el tiempo, y por tanto entre que realizamos una adquisición en esa divisa y la volvemos a convertir en nuestra moneda, el cambio puede haberse movido a nuestro favor o en contra. Hay ocasiones en que a pesar de haber obtenido plusvalías de forma nominal (en la divisa del activo), cuando realizamos la conversión a nuestra divisa, los resultados son menos favorables.
Riesgo de Tipos de Interés
En finanzas siempre hay un riesgo asociado a los tipos de interés. La posibilidad de que el valor de un activo oscile con el tiempo debido a un cambio en el nivel absoluto de los tipos de interés, está siempre presente. Este tipo de riesgo suele ser muy evidente en instrumentos de renta fija, ya que la vinculación en los modelos de valoración suele ser muy directa, pero realmente afecta a cualquier clase de activo en el que invirtamos ya que en esencia afecta al valor del dinero con respecto al paso del tiempo.
Riesgo Político
Muchos factores que potencialmente afectan a nuestras inversiones no están bajo nuestro control. Un claro ejemplo es el riesgo político. Cuando invertimos en un activo existe la posibilidad de que algún organismo oficial afecte al valor de nuestra inversión. Las implicaciones que tiene el hecho de que los gobiernos puedan cambiar las reglas del juego en cualquier momento, nunca deben ser desestimadas.
Conclusión
A la hora de calibrar el riesgo de nuestra cartera, hay multitud de factores a tener en cuenta. El primer y más importante paso es ser consciente de cuáles son estos riesgos. Realizar un análisis intencionado de los posibles riesgos de cada una de nuestras inversiones puede ayudarnos a estructurar nuestro patrimonio de manera más eficiente y productiva.