La situación de los mercados financieros de renta fija, marcada por las rentabilidades cercanas al 0% e incluso negativas está llevando a que muchos gestores exploren nuevas alternativas. Sin renunciar nunca del todo a productos de alta calidad a pesar de su baja rentabilidad, como es el caso de los T-Bond norteamericanos o los Bund alemanes, o incluso a algunas emisiones con rentabilidad negativa, se exploran otras opciones que ofrezcan la rentabilidad suplementaria que estos no brindan.
La primera opción, válida hasta hace unos meses, era invertir en bonos corporativos de empresas con buena solvencia. Pero a medida que la crisis se ha ido difuminando y las empresas consiguen mejor acceso a los mercados financieros, también el tipo de interés de los bonos corporativos ha ido bajando y con ello su rentabilidad y atractivo.
En medio de este panorama sombrío ha surgido una nueva opción y concepto de inversión: los países frontera. Estos estados van más allá de los conocidos países emergentes de rápido crecimiento económico. Su nombre de países frontera viene derivado del hecho de que, sin ser mercados emergentes, están en el límite, en la “frontera” de serlo y con ello ya ofrecen parte de sus ventajas y atractivos.
Qué ofrecen los países frontera
Naciones como Tanzania, Birmania, Serbia, Vietnam… fuera del círculo de los países emergentes, se han convertido en el objetivo de muchos gestores de renta fija. A diferencia de otros países que tienen su divisa dolarizada, vinculada al billete verde y por tanto con menor rendimiento en sus emisiones de Renta Fija, la Deuda Pública de estos países ofrecen rentabilidades atractivas, ya que suelen estar denominadas en la divisa local.
Es importante señalar que la inversión en Renta Fija de los países frontera se centra en la Deuda emitida por el Estado, ya que con ello sigue consiguiendo buena rentabilidad con un control mayor del riesgo de insolvencia. Desde luego, al elegir la mayor rentabilidad de estos países se corre un mayor riesgo de impago, y eso es algo que no deben olvidar los inversores.
La clave en la inversión en los países frontera está en diversificar la misma. Los fondos que invierten en este tipo de productos lo hacen en emisiones de 10 o 12 naciones como mínimo. Así, aunque alguna de estas se declare insolvente, el objetivo de rentabilidad final ronda el 4%-5% anual o incluso algo más. Si los fondos diversifican entre países, también lo debe hacer el ahorrador. Los fondos de inversión en países frontera deben ser una pequeña parte de una cesta diversificada de productos. El objetivo, aportarnos más rentabilidad pero nunca siendo el único o principal producto de nuestra cartera.
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