Estamos sufriendo las consecuencias de un “cisne negro” en la economía mundial. Ya vivimos en el escenario intermedio que adelantaban muchos economistas, un escenario en el que empieza el desconfinamiento y, poco a poco, la actividad económica se va recuperando, eso sí, a distinto ritmo y dentro de cada país, hacia la ‘nueva normalidad’. Por ello en el siguiente post hablaremos de como posicionar nuestra cartera.
Los grandes estímulos ya se han puesto en marcha y todos esperamos con interés el ritmo que va marcando la recuperación de la actividad económica para valorar la forma que toma la situación tras el coronavirus. Las bolsas, como indicador adelantado de la economía, han recuperado parte desde mínimos, aunque mantengan los números rojos en el año, como apunta el índice S&P 500.
El primer rebote tras la nueva crisis sanitaria ya ha pasado, pero las bolsas se encuentran lejos de los niveles previos a la crisis del Covid-19, a la espera de que puedan descontar los verdaderos efectos del retorno de la actividad. Para algunos inversores podría haber llegado el momento de establecer una estrategia prudente de entrada progresiva, para intentar recuperar parte de lo perdido o pescar en río revuelto. Se trata de crear una nueva cartera acorde a esa ‘nueva normalidad’ tras el coronavirus.
Claves del escenario actual
La caída de las cifras de contagios y fallecimientos en Europa, donde se habría ya alcanzado el techo en la mayoría de los países, las novedades sobre fármacos y una posible vacuna, tratamiento o soluciones alternativas ganan peso en los titulares y animan la vuelta de una segunda oleada de inversores, aunque siempre desde una visión de prudencia ante la falta de visibilidad.
En este período de despegue tras el coronavirus, el escenario debería dibujar dos fases:
- En la primera, la normalización que implica la progresiva vuelta al trabajo en Europa y Estados Unidos, aunque la producción se mantenga por debajo de los niveles previos a la crisis.
- Y una segunda fase, en la que los diferentes sectores de la economía recuperan gradualmente los niveles precrisis.
Este escenario no está exento de volatilidad. La desescalada arrancaría de mediados de mayo hasta finales de junio, pero podría todavía tener un cierto efecto acordeón: el temido retroceso si se produjesen más contagios. Permitiría una cierta normalidad a partir de diciembre de 2020 y una recuperación real de las economías durante 2021, aunque los beneficios estarían todavía lejos de la recuperación (habría que esperar hasta 2022).
¿Por dónde buscar sin asumir un riesgo elevado?
Entre las estrategias a seguir las próximas semanas, los analistas proponen buscar empresas sobrevendidas, empresas europeas con exposición a los mercados emergentes, áreas que deberían salir beneficiadas de la crisis del coronavirus, como el comercio electrónico o acciones de calidad que aguanten mejor en el actual entorno.
Otro criterio de búsqueda sería centrarnos en acciones defensivas (compañías de elevada rentabilidad por dividendo), acciones cíclicas bien elegidas o empresas ganadoras a largo plazo:
1. Compañías defensivas
Podemos buscar empresas con tendencias de crecimiento en los beneficios que se hayan visto menos impactadas por la pandemia. Por ejemplo, entre los sectores de consumo y salud. Sus productos se venden a diario y su demanda es, en cierto modo, independiente de los ciclos económicos.
No debemos perder de vista los dividendos, pues son parte importante de los retornos para los accionistas y son atractivos en los niveles actuales, sobre todo si los comparamos con la rentabilidad de los bonos. Puede que caigan más en Europa que en Estados Unidos, pero hay opciones en ambas regiones, así como en Asia.
También hay valor en las acciones globales de calidad en Europa, Estados Unidos, Suiza y Asia. Y este tipo de compañías evolucionan mejor que los mercados cuando la economía crece por debajo de la tendencia, o se ralentiza.
2. Empresas cíclicas
Con esta estrategia podría existir algo más de riesgo en la elección de las empresas. Habría que hacerlo pensando más en un plazo medio, por lo que habría que buscar compañías cíclicas sobrevendidas con balances fuertes y buenos modelos de negocio.
En Europa, una pista para buscarlas sería identificar esas con exposición al consumo en los mercados emergentes. Y en Asia, el consenso de los analistas propondría, por ejemplo, sectores cíclicos como la automoción japonesa dentro de una apuesta por la nueva movilidad. También apuntan ideas en EE.UU. dentro de los sectores industriales, TI y consumo discrecional que se podrían haber quedado atrás.
3. Ganadores en el largo plazo
La pandemia impulsará cambios estructurales, con implicaciones que irán desde la transformación digital, al comercio electrónico o las FinTech, pasando por la automatización y la robótica, la salud y las terapias genéticas.
La tecnología en sí misma ya ofrece un binomio riesgo-beneficio interesante. El reciente shock del mercado por el coronavirus sugiere un buen punto de entrada para inversores a largo plazo. Dentro de la industria conviene apostar por firmas con previsiones de ganancia de su cuota de mercado o expuestas a tendencias como la nube, el 5G, el big data o la inteligencia artificial (IA).
La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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