Cómo ha cambiado el ahorro con la llegada de la tecnología

El ahorro siempre ha sido uno de los principales objetivos de la sociedad. Desde siempre, se ha proclamado por guardar parte de lo que se gana para las épocas de vacas flacas -literalmente, en el pasado eso era así-, y no derrochar. De hecho, hubo épocas en las que el gasto sin sentido estaba mal visto y se consideraba propio de personas maleducadas sin clase.

Si bien con la llegada del capitalismo, el objetivo del ahorro se convirtió en una meta más ardua, pues el modelo económico imperante empujaba a ello, ya que es la forma mediante la que se sostiene el sistema. De ahí que la cultura del ahorro decayese en los 80 y 90 del siglo pasado ante un nuevo modo de vida que apostaba por acumular posesiones.

La crisis nos despertó de ese sueño y hubo que volver a acostumbrarse a gastar lo imprescindible, que cada vez era menos. Y todo ello con el ‘boom’ tecnológico de por medio, que trajo consigo nuevas alternativas de consumo -más rápido y sin necesidad de desplazarse a las tiendas-, pero también de ahorro.

Porque la tecnología también ha cambiado la forma en la que ahorramos, no solo nuestra forma de consumir o relacionarnos con el mundo. Pero para entender el salto que se ha dado, echemos la vista atrás para ver cómo ha cambiado el panorama del ahorro en estos años.

De debajo del colchón a la hucha

Antes de la bancarización de la sociedad, las familias guardaban el dinero en sus hogares. Buscaban los lugares que consideraban más seguros para tener ahí sus principales pertenencias. Así, ideaban un refugio donde ir guardando el dinero y los ahorros. Un lugar que, con el paso del tiempo fueron ocupando los bancos y cajas de ahorro, donde se podía guardar el dinero de forma más segura que en casa -donde siempre existía el riesgo de robo, aún más antes- y, además, se podía obtener rentabilidad por él.

Si bien la plena bancarización no llegó hasta mediados del siglo pasado y mucha gente siempre optó por dejar sus ahorros en casa. De ahí la expresión de guardar el dinero “debajo del colchón”. Literalmente, mucha gente lo depositaba en ese lugar para así tenerlo seguro, o al menos eso pensaban.

Con el tiempo, la mayoría acabó teniendo una cuenta bancaria donde iban a depositar esos ahorros para que estuvieran más seguros. Además, como decíamos, solían contratar un depósito que generaba una rentabilidad por el dinero con el paso del tiempo. Una forma de inversión controlada, más segura que la bolsa y, también, más accesible y económica.

 

Y llegó la tecnología

 Pero llegó la tecnología al ahorro. Primero de forma sútil, con las transferencias bancarias que permitían a los clientes guardar dinero en el banco sin tener que acudir a la oficina, o domiciliar su nómina y que llegara directamente a su cuenta. Pero a partir del 2000 empieza la revolución.

Los ordenadores llegan a los hogares de forma masiva a la vez que los teléfonos móviles van evolucionando y pasan de permitirnos a hacer llamadas a dejarnos hacer prácticamente de todo. Los ‘smartphones’ o teléfonos inteligentes se han impuesto como la herramienta básica de todos. Con ellos no solo gestionamos nuestra vida personal o nuestras relaciones sociales; también la profesional y, por supuesto, las finanzas personales.

¿Y cómo podemos hacerlo? En estos años se han creado numerosas aplicaciones móviles que ayudan a controlar los gastos y a ahorrar gracias a sus múltiples funciones. Son la manera más cómoda de llevar la contabilidad del hogar siempre a mano. Además, se pueden personalizar alertas para que sepamos cuándo nos cargan un recibo en la cuenta, cuándo recibimos un ingreso o cuándo sobrepasamos un límite de gasto.

Pero no solo eso. La revolución digital también ha potenciado una nueva banca, la online. Entidades que ya no necesitan oficinas físicas para darle todo tipo de servicios al cliente. Por ejemplo, Self Bank es un banco 100% online en el que se puede ahorrar con sus diferentes cuentas bancarias o rentabilizar esos ahorros a través de fondos de inversión, planes de pensiones o cuentas para invertir en bolsa.

Además, proporciona toda una serie de alertas personalizadas para que nuestro móvil nos mantenga al día de nuestra situación financiera. Así, los ahorros físicos son cada vez menores y el dinero se guarda en la esfera virtual donde es más sencillo gestionarlo y tenerlo controlado.