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Cómo estar en plena forma ahorrándose el gasto del gimnasio

mujer en bici

Dos “operaciones” son de sobra conocidas por la mayoría de los españoles. Por un lado, la ya olvidada operación bikini, que acostumbra a arrancar unos meses antes de tener que afrontar el momento de lucir palmito en playas y piscinas durante las vacaciones de verano.

La otra operación es precisamente en la que nos encontramos ahora mismo, la operación post-vacaciones, consistente en quemar todos esos excesos propios de las vacaciones: las cervecitas en el chiringuito, alguna que otra paella, los irresistibles helados, etc.

Para ello, el camino más lógico es acudir a nuestro gimnasio más cercano, apuntarnos y lo más importante: intentar asistir con frecuencia. Pero claro, a menudo la cuota de un gimnasio es incompatible con el regreso a nuestra rutina ahorradora, y escoger entre ahorro o salud no es algo que nos convenga en absoluto.

La solución más directa pasa por comprender que podemos ahorrarnos el coste del gimnasio y a la vez ponernos en forma como el que más. ¿Qué alternativas tenemos al gimnasio tradicional sin gastarnos “ni un duro”? Aquí van unas cuentas:

Tu propio gimnasio en casa

Es cierto que en tu casa no te va a ser posible disponer de la cantidad ni calidad de aparatos para hacer ejercicio que tienes a tu disposición en un gimnasio, pero para mantenerse en forma muy probablemente te bastará con una colchoneta y algún que otro artilugio como pueden ser unas mancuernas, una cinta elástica, una pelota, etc.

Dependerá del tipo de ejercicio que quieras llevar a cabo, pero el coste de todos estos materiales difícilmente subirán más de 50 o 60 euros, cantidad que seguramente quedará sobradamente amortizada en 1 o 2 meses sin tener que pagar la cuota del gimnasio (que normalmente está alrededor de los 30 euros mensuales).

 

Existe además la posibilidad de aprovecharse de las nuevas tendencias de ejercicio sin necesidad de máquinas ni complementos, haciendo uso únicamente del propio peso del cuerpo: flexiones, abdominales, dominadas, sentadillas, etc. Hay un gran abanico de ejercicios que pueden encontrarse fácilmente buscando por internet, e incluso existen muchas apps que nos ayudan a descubrir nuevos ejercicios.

Ejercicio al aire libre

Si estar recluido en casa no te proporciona la motivación suficiente como para persistir en tu ejercicio diario, existe la posibilidad de acercarte a algún parque cercano donde poder llevar a cabo unos cuantos ejercicios al aire libre, eso sí, la mayor parte de ellos con tu propio peso corporal si no te apetece cargar con artilugios.

Cada vez más ayuntamientos habilitan incluso zonas especialmente pensadas para que los ciudadanos practiquen ejercicio, con la instalación de barras y máquinas básicas en las que ejercitar diferentes músculos específicos. Si te queda alguna cerca fenomenal, y si no siempre puedes diseñar una ruta para llegar a la más cercana haciendo running.

Esa es precisamente otra de las alternativas al aire libre predilectas en nuestros días: practicar running, o lo que es lo mismo, el “salir a correr” de toda la vida. Para ello necesitas poco más que unas buenas zapatillas deportivas, aunque a día de hoy tienes a tu disposición multitud de complementos que te permitirán evolucionar en tu entrenamiento todo lo que tú te propongas: pulsómetros, relojes y aplicaciones GPS, etc.

También es todo un clásico salir a hacer ejercicio en bicicleta si dispones de una. Si no, deberás hacer una pequeña inversión en comprarte una. Existe además la posibilidad de ir a jugar a fútbol o baloncesto en alguna de las muchas liguillas organizadas, o incluso acercarse a la playa, si es el caso, a nadar un poco en el mar si el tiempo acompaña.

Hábitos más saludables y alimentación más sana

Incluso puede que para mejorar tu salud no sea necesario ni marcarte una tabla estricta de ejercicios ni unas sesiones intensivas de running o ciclismo. A veces no tenemos tiempo de comprometernos a una frecuencia de ejercicio diaria, y por lo menos sí podemos hacer algo por nuestra salud que no nos costará dinero: controlar nuestra dieta e intentar hacer el máximo ejercicio posible en nuestro día a día.

¿Cómo hacer ejercicio si no tenemos tiempo? Es realmente sencillo: basta con desplazarse caminando al trabajo en lugar de coger el coche o la moto. Si trabajamos demasiado lejos para hacer eso, siempre podemos aparcar o bajarnos del autobús a una distancia prudencial y acabar el trayecto caminando. Por norma general, podrías plantearte ir siempre andando a cualquier lugar que esté a menos de 30 minutos a pie.

Para distancias mayores, siempre tienes la opción de desplazarte en bicicleta. Las ciudades están cada vez más preparadas para que sus ciudadanos puedan usar ese modo de transporte para moverse habitualmente de un sitio a otro.

También podemos olvidarnos por un tiempo de la existencia de ascensores y subir a pie siempre que sea posible, o siguiendo la misma estrategia del transporte, si son demasiados pisos siempre podemos empezar bajando dos o tres pisos antes y seguir por las escaleras.

Además de estos pequeños consejos para maximizar nuestra actividad diaria, siempre ayuda llevar una alimentación sana y equilibrada, evitando comer fast food, beber alcohol, merendar bollería industrial y una serie de consejos que además pueden ser una nueva fuente de ahorro adicional en nuestro objetivo de mejorar nuestra salud.

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