El principal objetivo de todo inversor en los mercados financieros es el de tomar las mejores decisiones posibles con un bajo margen de error en todas aquellas posiciones en las que pone su dinero a trabajar.
Muchos son los sistemas de inversión utilizados por los inversores minoristas para tratar de conseguir sus objetivos, y éstos utilizan diferentes variables a tener en cuenta a la hora de comprar o vender los títulos. Sin embargo, si tuviésemos que simplificar, los dos aspectos más importantes a la hora de llevar a cabo una inversión en cualquier clase de activo se reducen a, por un lado, limitar las pérdidas y por otro, entrar/salir del mercado en el momento y la forma adecuada.
Para ayudarnos a conseguir estos objetivos los inversores tienen a su disposición unas herramientas que le ayudarán a conseguirlo. Estas herramientas no son otras que las diferentes órdenes de mercado. Todo inversor debe tener en cuenta las diferentes órdenes que puede introducir en el mercado y ser capaz de organizarse de tal manera que pueda utilizar las necesarias para tratar de alcanzar el mayor éxito posible en su actividad inversora.
Para limitar las posibles pérdidas derivadas de una evolución del mercado inversa a la esperada, el inversor puede utilizar una orden de stop de venta, comúnmente conocida como stop loss.
Un stop loss determina el precio a partir del cual el inversor está dispuesto a vender sus acciones, determinando así cual es la máxima pérdida que está dispuesto a asumir. Aplicando este tipo de orden el inversor protege su capital de una posible evolución negativa del mercado.
Así, si el precio de las acciones de la compañía X que tenemos en cartera cotiza a 20€ la acción y nuestro stop loss está situado en los 18€, estaremos asumiendo una pérdida máxima de 2€ por acción.
Una variante al stop loss tradicional es el denominado stop loss dinámico. El funcionamiento y el objetivo es exactamente el mismo que en el stop loss tradicional, es decir, limitar nuestras posibles pérdidas, sin embargo el stop loss dinámico suele ser utilizado en operaciones de largo plazo, cuando existe una tendencia alcista que esperamos que se mantenga durante meses o años.
El inversor pondrá el stop loss en aquel nivel de precio que considere oportuno, y a medida que la cotización de la acción suba, el stop loss dinámico subirá también. Si en cualquier momento la cotización de la acción retrocede lo suficiente como para hacer saltar el stop, se ejecutará la venta protegiendo las ganancias de la subida previa.
Así pues, con las órdenes de limitación de pérdidas tenemos cubierta la primera condición para aumentar nuestras probabilidades de éxito en nuestra operativa. Ahora queda profundizar en el segundo aspecto importante, la correcta entrada en el mercado.
Una herramienta adecuada para establecer la forma en que entramos al mercado es mediante las denominadas órdenes de entrada al mercado.
Existen diferentes órdenes de entrada al mercado, pero un tipo que puede sernos muy útil es el de las órdenes por lo mejor.
Una orden por lo mejor permite obtener el mejor precio del lado contrario existente en el momento de introducir la orden. La mejor forma de entender su funcionamiento es a través de un ejemplo:
Supongamos que un inversor desea hacerse con 1.000 títulos de la compañía X. En el momento de analizar el mercado lanza una orden por lo mejor y se hace con 350 títulos a 45,50€ que casan con la orden de compra. Los restantes 650 títulos quedarán en el libro de órdenes limitados a que algún vendedor ofrezca 45,50€.
Como vemos, el inversor puede aprovecharse de los diferentes tipos de órdenes que existen a su disposición, combinándolas de la mejor forma posible para poder entrar al mercado poniendo un mayor porcentaje de probabilidades a su favor.