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Cómo ahorrar invirtiendo

Uno de los aspectos fundamentales que debe tener en cuenta el inversor minorista cuando comienza su andadura en los mercados es el de ejecutar sus operaciones financieras con el menor coste posible, especialmente si comienza con una cantidad de dinero no muy abultada.

La rentabilidad de una inversión está directamente afectada por los costes a los que debe hacer frente todo inversor, los cuales están formados principalmente por las diversas comisiones asociadas a las operaciones y por la fiscalidad a la que están sometidos los productos financieros.

Por lo tanto, una correcta planificación de la estrategia de inversión tiene que contar con un plan para tratar de minimizar el coste de estos dos factores y así poder conseguir una mayor rentabilidad.

En este artículo vamos a explicar brevemente qué aspectos debe tener en cuenta el inversor a la hora de buscar minimizar el impacto que sobre su rentabilidad pueden provocar tanto las comisiones como la fiscalidad de los productos y operaciones.

Comisiones que debemos afrontar

A  la hora de invertir en bolsa tenemos que asumir que vamos a tener que hacer frente a una serie de gastos en concepto de las diferentes comisiones que existen, bien por parte de nuestro intermediario financiero, bien por parte del mercado en el que operemos.

Entre las comisiones más comunes a las que debe hacer frente el inversor podemos destacar las siguientes:

De este modo, antes de decidirnos por una u otra entidad para operar, es importante que nos informemos bien de todas las comisiones que me va a cobrar.

La importancia del impacto fiscal

Los otros costes que merman la rentabilidad de las inversiones son los impuestos. En España las inversiones financieras tributan en la base del ahorro del IRPF …

La mayoría de productos financieros (con excepciones como los planes de pensiones) tributan siguiendo el esquema anterior por lo que puede parecer que no existe mucho margen para ahorrar en costes fiscales; sin embargo, existen una serie de productos financieros que nos permiten optimizar la carga fiscal.

En efecto, si somos inversores a medio o largo plazo podemos ahorrarnos impuestos invirtiendo a través de  fondos de inversión en vez de invertir directamente en acciones.

En el caso de las acciones, cada vez que queramos venderlas deberemos hacer frente al pago de los impuestos a través del IRPF; sin embargo, los fondos de inversión nos dan la posibilidad de cambiar de fondo sin tener que pagar impuestos, ya que la normativa no grava el traspaso de fondos.

Eso sí, en el momento en que decidamos deshacer nuestras posiciones y reembolsar a nuestra cuenta corriente el dinero que tenemos en los fondos de inversión, deberemos hacer frente al IRPF en los porcentajes que hemos explicado anteriormente.

En definitiva, teniendo todas estas consideraciones en cuenta, lograremos que la que la rentabilidad obtenida se incremente por la correcta gestión de los costes asociados a la operativa.

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