Cuando una empresa cotizada anuncia que va a comprar a otra, se producen repercusiones en ambas. A menudo, la empresa compradora ve cómo sus títulos bajan, a pesar de que aspiran a ser una compañía más poderosa con esa adquisición.
Qué sucede cuando una empresa compra otra
Cuando se produce una gran adquisición, se espera conseguir una compañía que obtenga más beneficios. Pero no es un cálculo sencillo, hay varios factores a tener en cuenta, a la hora de valorar si es una buena compra:
- Qué sinergias se esperan obtener (es decir, en qué mejora la compañía resultante a la simple suma de las dos que la componen).
- Cómo se va a pagar la adquisición y, en su caso, cómo se financia.
- Otros aspectos que pueden afectar a la operación, como leyes antimonopolio, reputación de las entidades participantes, etcétera.
- Cuál es la valoración que se hace de la compañía comprada: respecto a la cotización en el mercado, a su valor en libros, a sus expectativas, etcétera.
En función de cómo valoren los mercados estos factores, se estima que la operación es buena para la empresa adquirente (en cuyo caso, sus acciones subirían), o que presenta ciertas complicaciones e incertidumbres y/o no es una adquisición adecuada o en precio, lo cual lleva a que las acciones de la compañía adquirente bajen.
Cómo se genera valor para el accionista
En principio, los accionistas esperan que, con la fusión, la empresa resultante obtenga mayores beneficios y su valor crezca, o que reparta mayores dividendos.
Sin embargo, todos los factores anteriormente comentados pueden influir en la marcha de la nueva empresa, de manera que no siempre la compañía resultante es mejor inversión que cada una de sus componentes por separado.
A continuación, veremos cómo afectan estos factores con más detalle:
Sinergias
Cuando se produce una adquisición de este tipo, se buscan una serie de sinergias. Al unirse dos empresas similares o complementarias, se pueden obtener diversos beneficios, en forma de:
- Economías de escala (al ser la compañía resultante más grande, le sale más barato por cada unidad producida/vendida).
- Ahorros en logística (puede compartir redes de transporte).
- Menores costes de personal (habitualmente, las fusiones conllevan el cierre de oficinas e incluso unidades de negocio enteras que, si bien aumentan el coste en el corto plazo, lo reducen a medio y largo).
- Mejoras financieras derivadas de su tamaño, que le permiten financiarse mejor
- Mejoras obtenidas a través del conocimiento que pueden compartir.
- Además, si las empresas son rivales, se reduce la competencia, lo cual puede contribuir a obtener un mayor margen, mejorando la rentabilidad del negocio. Si son complementarias, pueden unir “lo mejor de ambos mundos”.
Cómo se paga la adquisición
Cuando se produce una gran compra empresarial, la financiación de la misma suele ser un aspecto relevante. No es habitual que la operación se realice íntegramente con la tesorería propia de la empresa (aunque sí puede utilizarse de manera parcial), y se suele acudir a la financiación a través de diversas vías:
- Financiación bancaria, en ocasiones, a través de un préstamo sindicado, en el que participan varias entidades, debido al gran volumen que supone.
- Fondos de inversión que entran a formar parte del capital de la empresa.
- Ampliaciones de capital, para proceder a un intercambio de acciones con los accionistas de la empresa comprada (lo cual provocaría una dilución de los accionistas actuales).
Cómo percibe el accionista la compra de otra empresa
Hay aspectos relacionados con la compra que pueden resultar muy importantes. Si la suma de las dos compañías implica una participación muy importante en algún sector, puede haber problemas relacionados con las leyes de la competencia que tratan de evitar monopolios para defender a los consumidores.
De ser así, posiblemente la empresa resultante no pueda ejercer dicha actividad sin más, sino que se vea obligada a realizar algún tipo de acción para “matizar” este dominio del mercado.
Esto significaría que las posibles sinergias que se produzcan en la fusión se podrían ver significativamente diluidas, en cuyo caso, la operación no resultaría tan interesante (lo que provocaría la caída en Bolsa de la empresa adquirente).
En otros casos, la empresa adquirida tiene algún problema de reputación, bien sea por errores de gestión en el pasado, o por estar en un sector que no es bien visto por una parte más o menos amplia de la población (o de los inversores).
Si los accionistas de la empresa adquirente no ven claras las teóricas sinergias que se van a obtener, o creen que se va a pagar un precio demasiado elevado, posiblemente prefieran vender antes de que se lleve a cabo la fusión, contribuyendo a la caída.
Por su parte, los accionistas de la empresa adquirida podrían no ver con buenos ojos la adquisición, o no al precio inicialmente ofertado. Habitualmente, las grandes adquisiciones comienzan con una oferta que va subiendo a lo largo de la negociación, de manera que se termina pagando mucho más de lo que se había ofrecido inicialmente.
En muchos casos, el precio final termina siendo excesivo o, al menos, difícil de amortizar en pocos años. En definitiva, que supone una operación que ya no es tan rentable (o, como mucho, lo será a medio y largo plazo), con lo cual, muchos accionistas prefieren vender ese valor.
Ejemplos
Veamos a continuación algunos ejemplos:
Bayer compra Monsanto
La gran adquisición de 2016 comenzó en mayo, cuando la multinacional alemana Bayer intentó comprar a otro gigante, la estadounidense Monsanto.
Su oferta de 62.000 millones de dólares fue rechazada (Monsanto valía en Bolsa unos 44.000 millones en aquel momento).
Mientras, las acciones de Bayer pasaban de los 110 euros a los que cotizaban el 21 de abril a menos de 85 el 23 de mayo, una caída superior al 20%.
Una de las razones para esta caída sería la reputacional, puesto que Monsanto es el principal productor de semillas transgénicas.
Finalmente, se ha consumado la compra (pendiente de aprobación por los reguladores) por un precio superior al inicial, alcanzando los 66.000 millones de dólares.
Acciona y Enel compran Endesa
En el año 2007, después de diversas OPAS por parte de Gas Natural y de E.On, la española Acciona y la italiana Enel se hacen con la eléctrica Endesa, pagando 41,3 euros por acción (en la primera OPA, Gas Natural ofrecía 21,3 euros, casi la mitad).
Cuando se firmó el acuerdo, en octubre de 2007, las acciones de Acciona y Enel cotizaban a 213 y 7,11 euros, respectivamente.
Tres meses después, habían bajado a 169 y a 6,4 euros, y un año después, continuaban su vertiginosa caída, hasta 74 y 4,5 euros (superiores al 65% y al 35%, respectivamente).