Los tipos de interés cercanos al 0% o incluso negativos que ahora mismo están vigentes en buena parte de los países desarrollados como Estados Unidos, Unión Europea y Japón, están condicionando no sólo la política monetaria, sino también las emisiones de deuda.
Desde el punto de vista del emisor, las emisiones a bajo tipos de interés son positivas, al permitirles obtener financiación barata. En el lado contrario está el inversor, que se encuentra con una rentabilidad muy limitada e incluso en ocasiones, como ocurre en la actualidad con las Letras del Tesoro españolas, con rentabilidades negativas.
Todo ha ido empeorando en los últimos años. Además de mantener los tipos en el 0%, las autoridades monetarias no han dudado en aplicar otras políticas monetarias, como los programas de compra de deuda que han empujado los tipos más a la baja.
Además, a medida que se han ido superando las dificultades de financiación de las empresas, derivadas de la crisis económica y financiera, los bonos corporativos de las empresas más seguras (investment grade) también han bajado la rentabilidad de sus emisiones de deuda. ¿Qué podemos hacer si queremos tener parte de nuestra cartera en renta fija? ¿Hay alternativas? La respuesta es sí, y entre éstas destacan los bonos high yield o de alto rendimiento.
Para qué sirven y cómo funcionan los bonos high yield
En una definición sencilla, el bono high yield es un bono que genera un rendimiento o retorno más elevado. La razón de este mayor rendimiento es por tener un rating crediticio inferior al de los bonos corporativos investment grade o la Deuda del Estado. Es decir, tienen un riesgo mayor de impago. Se consideran generalmente high yield a los bonos emitidos por empresas que estén por debajo de la calificación BBB- según Standard & Poor’s o de Baa3 según Moody’s.
La dificultad para un pequeño inversor de acceder a la compra directa de este tipo de bonos basura, y sobretodo, la complejidad de analizar el riesgo de impago de las empresas que los emiten, hace que los vehículos idóneos para tomar posiciones en este tipo de deuda sean los fondos de inversión.
La diversificación de las carteras que siempre hemos defendido desde Self Bank cobra relevancia cuando hablamos de una cartera de bonos High Yield. Aunque el porcentaje de empresas que acaban haciendo default es bajo, muchas veces estos impagos se concentran en compañías pertenecientes a un mismo sector, de ahí la importancia de no aglutinar deuda de empresas similares.