El Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, celebrado el 3 de julio, es una efeméride perfecta para recordar cómo a través de pequeños gestos que están en nuestras manos podemos contribuir a conservar mejor nuestro planeta.
Hasta hace relativamente poco tiempo, las bolsas de plástico eran la norma a la hora de hacer la compra. Sin embargo, en los últimos años hemos pasado a utilizar bolsas fabricadas en un material más duradero, como el algodón o el poliéster y, hoy en día, muchas personas ya consideran las de plástico innecesarias e incluso perjudiciales.
Qué es una bolsa de plástico
Las bolsas de plástico nacieron en los años sesenta del siglo XX. Muy pronto se convirtieron en un objeto cotidiano en las economías desarrolladas. Utilizadas como envase para transportar diversos elementos que adquiríamos en los establecimientos (comida, ropa, etcétera), o por ejemplo, para acumular la basura en los hogares antes de tirarla, el nombre responde a su composición, a partir de elementos como el polipropileno o el polietileno.
Cómo se hacen
Las bolsas de plástico se hacen a partir de derivados del petróleo. En las refinerías, el crudo pasa a través de diversos procesos, de los cuales se obtienen como subproductos el etileno y el propileno, que son polimerizados y solidificados para crear polímero de etileno (o polietileno) y polímero de propileno (o polipropileno).
Estos polímeros se cortan en granos de pequeño tamaño —se llama granza— para servir como materia prima para las fábricas de bolsas. Luego se mezclan con los pigmentos deseados para darle color, se calienta hasta llegar a un punto cercano a la fusión para moldearlo con facilidad y se estira hasta lograr la forma que todos conocemos. A continuación, se imprimen las letras, logotipos o motivos, se cortan y se sueldan para darle su apariencia definitiva.
Bolsas de polietileno
El polietileno se suele utilizar para hacer bolsas de supermercado porque es fuerte y duradero.
Bolsas de polipropileno
El polipropileno se utiliza, por ejemplo, en bolsas de maquillaje y cosméticos, porque es suave y flexible, o para alimentos higroscópicos (que absorben humedad) como la harina, la pasta o las galletas.
Cuántas bolsas de plástico se usan
El uso de las bolsas de plástico está todavía muy extendido, a pesar de las diversas normativas encaminadas a la reducción de este elemento en nuestras vidas. Se estima que cada español utiliza unas 144 bolsas al año (177 de media en Europa), para unas cifras globales de unos 7.000 millones de bolsas anuales en España y unos 100.000 millones en Europa.
Se calcula que una bolsa de plástico puede tardar unos 150 años en degradarse —y hasta incluso 400—. La cantidad que se recicla es inferior al 10% y muchas de ellas terminan en la naturaleza, con especial incidencia en el mar. Más del 80% de la basura marina es plástico y los residuos de este material llegan a formar islas, dañan los ecosistemas e incluso vuelven a las personas a través de la alimentación, ya que muchos microplásticos terminan siendo ingeridos por los peces.
Cómo ha evolucionado el uso de las bolsas de plástico
El plástico sigue siendo un elemento esencial en nuestro día a día y las bolsas de este material no son la excepción. Se utilizan para una gran variedad de propósitos, desde hacer la compra y envasar alimentos hasta transportar pertenencias y proteger los alimentos de la contaminación.
Además, se usan como bolsas de basura, lo que conlleva que un alto porcentaje de estas bolsas acabe en los vertederos en lugar de ser recicladas. Esta tendencia tiene consecuencias negativas para el medio ambiente, ya que las bolsas de plástico no son fácilmente reutilizables ni biodegradables. Por ello, se prevé que este tipo de bolsas siga siendo un importante factor de contaminación durante algún tiempo.
Qué medidas hay para evitar el uso de bolsas de plástico: las mejores alternativas
Las bolsas de plástico son un problema creciente en nuestro entorno debido a su contribución a la contaminación y a los residuos.
Aunque la prohibición en supermercados y grandes superficies ha moderado su uso, el mejor enfoque puede ser, en última instancia, encontrar materiales alternativos que no sean perjudiciales para el medio ambiente, como el bioplástico.
Entre las opciones disponibles destacan las bolsas biocompostables, hechas a base de productos vegetales como la patata o el maíz; las biodegradables, de materiales naturales como la fibra de lino o la fibra de bambú y las bolsas de tela de rafia natural, un textil confeccionado con hojas de palmera o de yute.
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