Benchmark es un término anglosajón utilizado en diversos ámbitos, siendo más frecuente su aplicación en la organización de empresas, finanzas y tecnología. Un benchmark es una referencia o un indicador, que nos permite comparar una cosa con otra. Realizar una comparación mediante un benchmark o, dicho de otro modo, establecer una referencia, se denomina benchmarking.
Benchmarking, una técnica que usamos a diario
No pensemos que es un término complejo reservado solo para grandes compañías y expertos. Todo lo contrario. Como ahorradores, tenemos que tomar decisiones a diario, en la economía doméstica, en las inversiones y, por supuesto, en el ahorro.
Con un ejemplo muy sencillo de inversión, va a quedar el concepto todavía más claro:
Un ahorrador puede elegir entre varias carteras de inversión. Se decide por una en concreto, llamémosle X, y obtiene un 5% de rentabilidad, lo que está muy bien. Pero, ¿es poco, mucho, suficiente? Entonces tiene que ver cuáles de esas carteras que se planteaba en un principio obtuvo mayor rentabilidad. Ese será su benchmark.
Aprender de los mejores
El concepto de benchmarking nos lleva a estudiar la entidad que obtiene los mejores resultados (por ejemplo, una empresa, una inversión, un plan de ahorro, un nuevo producto), aprender su método y ver de qué forma podemos aplicarlo nosotros.
Volviendo al ejemplo anterior, tras observar los resultados obtenidos y los de su benchmark, ahora el ahorrador tiene que estudiar por qué fue mejor que su elección y cómo puede mejorar su cartera para que los próximos resultados sean, al menos, como los de su benchmark.
Benchmarking en la empresa
En el ámbito empresarial el benchmarking puede ser:
- Interno,para comparar los departamentos de la propia empresa, o por trabajador.
- Externo, para comparar con otra empresa.
Hay que señalar que aprender de los mejores no significa copiar sus técnicas, pues la estructura y antecedentes de cada empresa son muy diferentes. Pero sí ser conscientes de que existe un método que nos permitirá ser mejores.
No se busca directamente el objetivo final de obtener un mayor beneficio o rentabilidad, sino mejorar los procesos operativos de la empresa, nuestra actuación y la toma de decisiones para que todo ello resulte en un resultado igual o mejor que nuestro benchmark.
Un benchmark no tiene por qué ser nuestro competidor, ni tan siquiera pertenecer al mismo sector, también pueden ser otros indicadores como la productividad, el tiempo de espera de un pedido, tiempo de espera del cliente, o cualquier otro que permita mejorar el funcionamiento general de la empresa.
Benchmarking en el mundo de las inversiones
Dentro del entorno de los fondos de inversión y de la gestión de carteras, el término hace referencia a la media del mercado.
Para saber si un fondo es bueno o no, se suele comparar su rentabilidad con la de su benchmark o índice de referencia. En un fondo de renta variable española, el índice de referencia sería el Ibex-35 y en uno que invierte el bolsa americana, el índice S&P500.