A menudo oímos hablar de la banca de inversión. A simple vista, pudiera parecer casi un poco redundante. Cuando alguien quiere invertir, a menudo acude a su entidad. En otras ocasiones, es el banco el que ayuda a alguien a invertir en un negocio a través de un préstamo.
Sin embargo, la expresión “banca de inversión” no se refiere al tradicional negocio de la banca, sino que se centra en algo mucho más específico.
Qué es la banca de inversión
La banca de inversión (investment banking) surgió tras la crisis de 1929 a partir de una ley estadounidense que promulgó la separación entre la banca minorista o comercial (la que conocemos habitualmente, donde depositamos nuestros ahorros o nos prestan dinero) y la de inversión, dedicada a otro tipo de operaciones, habitualmente mucho más grandes, como fusiones entre empresas, salidas a Bolsa, etcétera.
Cómo funciona y para qué sirve
La labor de la banca de inversión consiste tanto en la realización de funciones de asesoría o de diseño de operaciones complejas como en la financiación de las mismas. Participa en fusiones, adquisiciones y reestructuraciones de empresas, salidas a Bolsa, ampliaciones de capital, OPAs y operaciones similares. Trabajan no solo para empresas, sino también para los gobiernos (para obtener financiación en grandes proyectos de inversión, para colocaciones o reestructuraciones de deuda, etcétera).
La archiconocida Lehman Brothers, detonante de la Gran Recesión que todavía padecemos en parte, es un ejemplo de banca de inversión, al igual que otras como Goldman Sachs o Morgan Stanley. La famosa “city” londinense es uno de los centros de la banca de inversión a nivel mundial. También podemos pensar en Wall Street, pero no como ubicación de la Bolsa de valores, sino como el lugar desde el que se gestionan muchas de las grandes operaciones corporativas de la banca de inversión (al estilo de lo que se ha visto en algunas películas como Wall Street, protagonizada por Michael Douglas).
Las grandes corporaciones y los grandes capitales
Cuando hablamos de banca de inversión, estamos hablando normalmente de grandes capitales y operaciones enormes. Por ejemplo, cuando una empresa adquiere a otra, habitualmente requiere un gran volumen de financiación, a la cual no es posible acceder de la forma tradicional (es decir, pidiendo un préstamo a un banco minorista). Hay que tener en cuenta que estas operaciones corporativas pueden ser de miles de millones de euros.
Cuándo puede uno acceder a la banca de inversión
El acceso a la banca de inversión, de todos modos, no es exclusivo de las grandes corporaciones, ya que han ampliado su negocio a empresas de tamaño más pequeño.
Además, al menos para determinados productos, también prestan servicios a particulares (con un patrimonio elevado), al estilo de la banca privada, contando con un gestor personal, un diseño de la cartera de inversión a medida, acceso a determinados fondos internacionales, productos derivados…
Los más grandes
La banca de inversión es un negocio en el que históricamente los bancos americanos han liderado los rankings gracias a firmas como Goldman Sachs, Morgan Stanley, JPMorgan Chase, Bank of America Merrill Lynch. En Europa los más importantes son Deutsche Bank, BNP Paribas o Société Générale, propietario del grupo Boursorama al que pertenece Self Bank.