Arquitectura abierta: las ventajas de no casarte con una única gestora de fondos

En el extenso universo de los fondos de inversión trabajar con una única gestora es limitar nuestra capacidad de inversión. Por el contrario, contar con múltiples gestoras nos permite abrir nuestro horizonte inversor a otros activos y mercados para configurar una cartera de inversión óptima en función de nuestro perfil de riesgo.

Entre otros aspectos a tener en cuenta, no todas las gestoras están especializadas en los mismos mercados o en los distintos tipos de activos, e incluso los estilos de gestión también pueden ser diferentes.

Por poner algún ejemplo, no todas las gestoras tienen un equipo con oficina local en Japón; en ocasiones, el estar físicamente en el país, el tener un alto conocimiento de su idiosincrasia, de sus particularidades y de sus empresas es lo que diferencia a un fondo que invierte en Japón de otro.

Del mismo modo, hay gestoras que se han centrado en un tipo muy concreto de activos, convirtiéndose en especialistas, lo que les da en ocasiones una cierta ventaja frente a otras gestoras más generalistas.

Qué es la arquitectura abierta

Antes de entrar en detalle, explicaremos brevemente cómo se formaliza la compra de un fondo de inversión. Cuando un pequeño inversor decide comprar participaciones de un fondo, la operación se canaliza a través de una entidad comercializadora, como puede ser tu banco. Ese dinero se deposita en una entidad depositaria para luego ser invertido y administrado por la gestora del fondo.

Hace no mucho tiempo, en la mayoría de los casos si acudías a tu entidad bancaria solo podías comprar fondos de la propia gestora del banco. Esto ha ido cambiando poco a poco, en algunos casos con la aparición de “supermercados de fondos” (como Self Bank), en otros porque las entidades bancarias han empezado a ofrecer productos de terceros y no solo propios.

Así, es importante distinguir 2 términos:

Arquitectura guiada

La mayoría de los bancos españoles ofrecen a sus clientes un número reducido de fondos, que habitualmente son propios y no dudan en recomendarlos a sus clientes por ser los que “mejor están funcionando”, o los que “más rentabilidad vienen dando”. A estos fondos, que controla el propio banco a través de su gestora, ocasionalmente se añaden los de terceras gestoras con los que tienen

acuerdos de comercialización. Y para de contar. Esta manera de comercializar fondos se conoce como arquitectura guiada.

Arquitectura abierta

Sin embargo, otras entidades apuestan por otra estrategia bien distinta: ser independientes y comercializar una gran variedad de fondos nacionales e internacionales de decenas de gestoras. Este método de comercialización se conoce como arquitectura abierta, que permite además separar el asesoramiento de decisión de inversión, de modo que el inversor, en base a su experiencia o a los consejos de su asesor financiero, tendrá a su disposición miles de fondos para integrar en su cartera.

En algunos casos, incluso, la figura del asesor no existe, ya que el comercializador simplemente pone a disposición de sus cliente esa amplia gama de fondos, facilitándole por otro lado la formación y las herramientas para que el cliente pueda ser 100% dueño de sus decisiones.

Ventajas y beneficios de tener varias gestoras de fondos de inversión

Tras leer las definiciones anteriores, no estás equivocado en absoluto si has pensado que con la arquitectura guiada las opciones de las que dispones serán más limitadas . En cambio, las entidades que apuestan por la arquitectura abierta plantean ventajas y beneficios indiscutibles:

  • La arquitectura abierta demuestra que la entidad se posiciona del lado del cliente, ofreciendo los mejores fondos del mercado de las mejores gestoras.
  • Al no recomendar de forma específica un fondo, lo prioritario es la información, para que sea el cliente quien decida en función de sus características.
  • Para ello, los detalles de cada fondo se muestran de forma homogénea, facilitando la comparación entre uno y otro.
  • Una mayor gama de productos al alcance del inversor facilita la diversificación de su cartera.
  • Una gran variedad de producto bajo una misma comercializadora supone una mayor flexibilidad, pues permite traspasos entre fondos con facilidad.

Es el caso de Self Bank, una de las pocas entidades bancarias españolas que ofrece arquitectura abierta, con más de 50 gestoras y más de 1.800 fondos, perfectamente detallados en su buscador de fondos.

Qué implica MiFID2 para los fondos de inversión

La MiFID2 es la actualización de la normativa europea sobre mercados e instrumentos financieros que entrará en vigor en España el 3 de enero de 2018.

La MiFID o Markets in Financial Instruments Directive, en vigor desde 2007, fue la primera normativa europea destinada a proteger al inversor no profesional, armonizando las diferentes leyes comunitarias sobre mercados de valores e instrumentos financieros y regulando la relación y servicios prestados por las entidades financieras a sus clientes inversores.

Su segunda versión, o MiFID2 es una renovación integral del sistema que, según la CNMV, pretende reforzar la regulación ya implantada en cuatro ámbitos:

  • Negociación en plataformas reguladas.
  • Introducción de reglas para negociación algorítmica y alta frecuencia.
  • Mejorar la transparencia y supervisión de mercados financieros.
  • Aumentar la protección del inversor, las normas de conducta, las condiciones de competencia en la negociación y la liquidación de instrumentos financieros.

Precisamente el último punto conlleva varios cambios en la comercialización de los fondos de inversión, pues hasta ahora las entidades comercializadoras vendían:

  • Los fondos de su propia gestora, para cobrar su respectiva comisión, o
  • Los fondos de gestoras con las que tienen acuerdos, que les retroceden parte de su comisión. Es decir, la gestora devuelve al banco un alto porcentaje de la comisión que ha cobrado por el fondo. Lo que se conoce como comisión de retrocesión o rebate.

MiFID2 quiere acabar con una práctica común en el sector bancario que indirectamente favorece que las oficinas bancarias vendan el producto que más comisión les reporta y no el que más interesa al cliente. Las gestoras llegan a devolver hasta el 90% de su comisión a la entidad comercializadora para que esta ofrezca su producto y no el de la competencia.

Con MiFID2, se separan los conceptos de asesoramiento y comercialización de un fondo, al tiempo que se exige una absoluta transparencia en las comisiones cobradas al inversor. Atendiendo a ello, se diferencian dos tipos de comercializadoras:

  • Las independientes. No cobran ningún incentivo de las gestoras por vender sus fondos, en todo caso, cobrarán una comisión por su servicio directamente al cliente.
  • Las dependientes. No cobran por vender un fondo de una gestora propia si solo se han limitado a comercializarlo. Pero sí cobrarán incentivos en el caso de dar al cliente un asesoramiento especial que incluya un seguimiento de la evolución del fondo y la disposición de fondos de otras gestoras.