Aquella nevada de enero del veintiuno se recordará como la nevada del siglo. Tras los Reyes, un nombre propio en desuso volvió a ser recurrente: Filomena. Según el INE, hay 8.227 Filomenas, con una media de edad de 71,6 años; lejos del frecuente María o María del Carmen, que ronda los 600.000 registros. Y, junto a la Filomena más popular de las últimas décadas —la tormenta así bautizada—, desde esa mañana del 7 de enero, un refrán protagonizó las conversaciones de media España: año de nieves, año de bienes.
Unos cien mil refranes ofrece la lengua castellana. Resulta inevitable articular uno cuando la circunstancia lo merece. Y lo merece muy habitualmente. Los guardamos bien clasificados en la memoria y los utilizamos como una herramienta de precisión que sentencia a la perfección cualquier situación cotidiana.
Año de nieves, año de bienes
En días difíciles, como aquellos, según el refranero, la mejor felicidad, es la conformidad. Claro que, a pan duro, diente agudo y, aunque los días gélidos que siguieron a la gran nevada complicaron la vuelta a la normalidad de las ciudades del norte y centro del país, no hay daño que no tenga apaño.
Visto el desastre que causó el temporal de nieve y frío, no quedaba otra que esperar días mejores y, como no hay mal que por bien no venga, desear que tal fatalidad nívea trajera alguna repercusión positiva, porque Dios aprieta, pero no ahoga.
Año de nieves, año de bienes. El refrán más utilizado en tiempos de nevadas está más que justificado en la sabiduría rural, aunque el campo quede lejos. Así, esos primeros días de 2021 muchos urbanitas coincidimos en que el colapso de Filomena, al menos, tendría un efecto positivo para los labrados, porque también canta la rana, y no tiene pelo ni nada.
Una nevada en el momento oportuno, como en los meses de invierno, augura una buena cosecha en primavera pues quema los yerbajos y el deshielo riega las tierras lentamente, favoreciendo que los cultivos germinen con fuerza. Es también usada en otras zonas su variante año de nieves, año de mieses, entendiendo estas como sinónimo de sembrados, cosechas o cereales.
De refranes y cantares: tiene el pueblo mil millares
Refrán de los abuelos, es probado y verdadero. Toda la sapiencia paremiológica ha viajado desde tiempos donde el trabajo era predominantemente primario, en el campo, hasta los tiempos actuales de teletrabajo y tecnología aplicada a todos los ámbitos de la sociedad. Ahorro e inversión, incluidos.
El dinero se va y viene, pero el tiempo ido no vuelve, así que concluimos con cuatro refranes que sintetizan los pilares del blog de Singular Bank: ahorro e inversión:
Quien trabaja principia bien, quien ahorra termina mejor.
Ahorrar no es sólo guardar sino saber gastar.
El dinero crece en el árbol de la paciencia.
Barco en varadero, no gana dinero.
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