Debido al auge de Internet y la banca electrónica, invertir en renta variable está hoy en día al alcance de mucha gente. Sin embargo, no debemos confundir esta facilidad a la hora de ejecutar las órdenes de compra y venta con la idoneidad de las decisiones. Invertir en Bolsa de manera adecuada no es fácil y conviene tener muy presente una serie de consideraciones antes de adentrarse en este mundillo.
En el ámbito bursátil se suele hablar de dos corrientes de análisis: el técnico y el fundamental. Cada una de ellas cuenta con sus defensores y sus detractores, y han dado lugar a infinidad de libros. A continuación explicaremos sus características y los distintos enfoques y perspectivas que implica cada método.
Análisis técnico
Se basa en la idea de que el precio de una acción recoge todo aquello que le afecta, ya que si sube es porque hay más inversores que piensan que vale más y si baja es por lo contrario (es decir, cuestión de oferta y demanda). Además, se considera que los precios se mueven en tendencias, y que la historia se suele repetir. A partir de estas premisas básicas, se estudia, a través de gráficos y ratios si la tendencia es positiva o negativa y qué forma tiene el gráfico que representa la cotización de la acción para determinar si se debe comprar o vender.
En esencia, el mercado o la acción es alcista cuando sus sucesivos máximos y mínimos (los picos de la gráfica) son crecientes, tal y como se ve en el gráfico de ejemplo; y es bajista cuando ambos parámetros son decrecientes (para marcar una directriz alcista o bajista se suelen considerar al menos tres puntos).
A través de diferentes indicadores y figuras, se analiza la forma en la que sube y baja el valor, y el volumen con el que lo hace (si se está comprando o vendiendo en grandes cantidades o no). También se determina dónde están los soportes de la acción (cotización en la que se cree que el precio dejará de bajar) y las resistencias (precio que le costará sobrepasar), y además, se compara la cotización con la media móvil de los últimos 30, 60 y 200 días, por ejemplo, para ver con más claridad la tendencia y eliminar fluctuaciones puntuales.
Partiendo del análisis de las gráficas y de su tendencia, se estudia cuándo entrar en el valor: si sube y rompe alguna resistencia, se compra, ya que se prevé que el ascenso va a continuar. Si baja y rompe algún soporte, se vende, porque ello supone que probablemente el descenso se prolongue. A partir de estos soportes y resistencias (con algún margen) es donde los inversores técnicos establecen sus órdenes de compra o venta.
Análisis fundamental
Los seguidores de este método valoran cuál debería ser el precio de la acción teniendo en cuenta los datos económico-financieros de la empresa, su estrategia, el mercado en el que opera, su entorno regulatorio y político, etcétera. Siguiendo este tipo de análisis, el precio de una acción no tiene por qué reflejar el verdadero valor de la misma, ya que habrá momentos en los que las cotizaciones estén infladas (como en la burbuja tecnológica, por ejemplo) y habrá ocasiones en las que estén muy por debajo de lo normal (como ocurrió tras la quiebra de Lehman Brothers).
El value investing forma parte del análisis fundamental, ya que consiste en comprar valores cuyo precio de compra está por debajo del valor que se estima que tiene la compañía. Tal y como explica el exitoso inversor Warren Buffett, no se trata únicamente de “comprar barato”, sino de comprar exitosas compañías a buenos precios.
Cuál utilizar
En muchas ocasiones, el análisis técnico y el fundamental siguen caminos opuestos. Por ejemplo, si las cotizaciones están subiendo mucho, los inversores técnicos podrían decidir seguir invirtiendo a favor de esa tendencia, mientras que los fundamentales preferirían abstenerse de comprar acciones caras. Por el contrario, si el mercado se desploma, los técnicos venderían al saltar sus soportes, mientras que los fundamentales considerarían que hay compañías que están infravaloradas y comprarían (habitualmente, estos momentos de pánico en el mercado representan una buena ocasión para adquirir acciones de excelentes compañías a un magnífico precio).
Por otra parte, el análisis técnico y el fundamental pueden ser complementarios. Algunos expertos indican que se puede elegir qué acciones comprar según sus valores fundamentales y decidir cuándo hacerlo aplicando el análisis técnico (observando si la tendencia es bajista o alcista, si está cerca de un soporte o de una resistencia, etcétera).
En cualquier caso, siempre hay que tener presente que la Bolsa es un mercado que se mueve en base a unas expectativas. Los inversores adquieren las acciones con la esperanza de que en el futuro tendrán un precio más elevado. La información que utilizamos para intentar predecir el valor de la acción está basada en el pasado y nos será útil en la medida en la que ayude a afinar nuestra predicción sobre la evolución de una acción. Es por ello que siempre conviene tener presente la recomendación habitual de los fondos de inversión, que recuerda que “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”.