El término genérico de Plan de Ahorro hace referencia a algo tan sencillo y a la vez práctico como la planificación estructurada de nuestro hábito del ahorro. Supone por lo tanto ir un paso más allá del simple hecho de ir apartando cada mes algo de dinero para ahorrar.
Con la elaboración de un Plan de Ahorro conoceremos en todo momento las cantidades exactas que debemos reservar periódicamente y el destino que se le va a dar a las mismas.
En efecto, no será lo mismo apartar una cantidad variable y aleatoria de dinero cada mes en función del remanente disponible según los gastos, que tener totalmente definidos los importes que debo reservar mensualmente: 150€ para el plan de pensiones (largo plazo), otros 50€ para el fondo de emergencia (corto plazo), etc.
Disponiendo de un Plan de Ahorro se le da un sentido mucho más estricto a nuestro ahorro, respondiendo por norma general los importes que ahorramos a unas necesidades concretas que previamente hemos establecido nosotros mismos.
De este modo, con un Plan de Ahorro bien definido el eterno dilema de cuánto debemos ahorrar cada mes no da lugar, pues ya habremos definido perfectamente la cantidad a ahorrar cada mes en base a la cantidad estimada que deseamos tener a nuestra disposición en una fecha concreta. Un claro ejemplo de estos cálculos lo vimos a la hora de determinar la planificación financiera de nuestra jubilación en base a un plan de pensiones.
A la hora de definir un Plan de Ahorro personal es importante tener en cuenta los diferentes plazos para los que podemos precisar de esos ahorros que estamos acumulando, como se determinó en el artículo sobre el establecimiento de un mapa del ahorro a corto, medio y largo plazo, y tampoco debe obviarse la necesidad de encajar las diversas cantidades a ahorrar en nuestro presupuesto de gastos personal.