Un concepto que ha ganado peso durante los últimos años en el mundo de las finanzas personales es el de independencia financiera. Por independencia financiera entendemos aquella situación en la que nuestro dinero trabaja para nosotros en lugar de trabajar nosotros por dinero, lo que llevado al máximo nivel nos permitirá dejar de trabajar si así lo deseamos.
La clave para alcanzar la independencia financiera es desarrollar ingresos pasivos, es decir, múltiples fuentes de ingresos que nos eviten tener que depender en exclusiva de nuestro salario. Sin embargo, no toda fuente de ingresos es un ingreso pasivo. Sólo será un ingreso pasivo aquel que provenga de una fuente de ingresos que no necesite nuestra presencia para generar ingresos. Necesitará que le dediquemos tiempo y esfuerzo para crearla, pero después funcionará sola.
En la práctica existen multitud de formas de conseguir ingresos pasivos que pongan dinero en nuestra cuenta corriente mientras dormimos o estamos de vacaciones. Una de las formas tradicionales es a través de la inversión financiera. Podemos invertir nuestro dinero en diferentes tipos de productos que nos generen ingresos periódicos en forma de dividendos o intereses.
Otra forma de obtener ingresos pasivos es mediante la monetización de algún conocimiento o afición. Ejemplos claros de esta forma de obtener ingresos pasivos son los royalties o derechos de autor que obtenemos por la venta de un libro o música que hemos creado.
Por último, otra opción aunque más compleja y costosa en tiempo es la de crear nuestro propio negocio que una vez haya echado a andar sea administrado por empleados de nuestra confianza, dedicándonos nosotros a gestionarlo financieramente.
Lo cierto es que hasta hace unos años la idea de alcanzar la independencia financiera era considerada como un objeto deseable. No obstante, con la actual evolución de la economía y la incertidumbre acerca del futuro, cada vez es más una obligación que un deseo obtener el mayor grado de libertad financiera posible.
Por ello, ante la incertidumbre que existe ante, por ejemplo, la viabilidad del sistema público de pensiones español raíz del cambio demográfico, es necesario que no demoremos más la construcción de ingresos pasivos que nos permitan disfrutar de una situación financiera solvente en la última etapa de nuestra vida en la que nuestros recursos financieros suelen disminuir en relación a los obtenidos en nuestra vida laboral.