Los tiempos cambian y las opciones de inversión también. Si le preguntáramos a nuestro abuelo en qué podemos invertir, seguramente nos comentaría pocas opciones. Las personas con más educación financiera invertían hace años en fondos de inversión o acciones. Los que no tenían tanta educación financiera se conformaban con invertir en deuda (de los bancos con depósitos a plazo o de los estados o empresas) o bien, si tenían una cantidad considerable de capital, podían invertir en inmuebles.
Esto ha cambiado. Y ha cambiado para siempre.
Antes tenías que tener mucho dinero para invertir en un inmueble o en una empresa de nueva creación. Ahora, con un presupuesto menor a lo que cuesta un menú en un restaurante, puedes participar en financiar o invertir en empresas o en invertir en grandes inmuebles.
Este cambio radical se produce gracias al acceso a las tecnologías y a la posibilidad de invertir en partes pequeñas de un activo gracias a los mercados financieros y a las bolsas.
Empecemos por los inmuebles. A menudo salen noticias en el periódico de grandes inmuebles que compran los multimillonarios. Edificios de oficinas, hoteles enormes, locales comerciales situados en las principales calles comerciales de España… Es posible, si te atrae la inversión inmobiliaria, que alguna vez hayas pensado “ojalá pudiera invertir en estos inmuebles”.
Bien, pues ahora puedes. En España se han creado las SOCIMI, que son un instrumento para invertir de manera conjunta en inmuebles. Tiene algunas ventajas fiscales en las que no voy a entrar porque, aunque es importante, lo más importante es que tú puedes tener parte de estos inmuebles tan codiciados y cobrar dividendos por los alquileres que producen.
¿Cómo invertir en una SOCIMI? Muy fácil. A través de un broker o un banco (como por ejemplo Self Bank) tendrás toda la información.
Otra manera de invertir que nuestros abuelos no conocían era el crowdfunding. Imagina que un pequeño negocio necesita 100.000 €. Antiguamente la manera de financiarlo era con la familia, los amigos o el banco. Familia y amigos ayudaban con lo que podían para poder levantar el negocio y el banco, si había garantías, hacía lo mismo. Pero, ¿y si no encontrabas el capital? Pues no podías empezar un negocio o ampliar uno existente.
Ahora gracias al crowdfunding un emprendedor puede encontrar inversión para su proyecto de personas que no conoce gracias a internet y a la tecnología. Ahorradores están dispuestos a dar a cambio de un porcentaje del negocio su dinero para que estas ideas y estos proyectos vean la luz. A menudo muchos pequeños ahorradores invirtiendo cada uno entre 500 y 1.000 € reúnen grandes cantidades de dinero.
La última tendencia de inversión que hoy quiero comentarte es la posibilidad de financiar a nuevas (o no tan nuevas) empresas (también conocido como crowdlending). Lo común para nuestro abuelo era “dejar el dinero en un banco” y el banco se encargaba de prestar el dinero a quien lo necesitaba. Ahora tú mismo puedes financiar directamente a personas y empresas que necesitan dinero. Algunas plataformas españolas ponen en contacto a inversores con personas que necesitan dinero o a inversores con empresas y emprendedores. A través de alguna de estas plataformas puedes “hacer de banquero” directamente y cobrar un porcentaje pactado de intereses.
¿Suena interesante?
Pues déjame darte dos consejos muy importantes a seguir en cualquier inversión, pero especialmente con el crowdfunding y el crowdlending: es indispensable diversificar en varios proyectos. Los préstamos pueden ser fallidos (que el prestatario no pague) y algunas inversiones en crowdfunding pueden salir mal. Más allá de que es imprescindible hacer un filtro y una selección correcta también es muy importante diversificar, es decir, invertir por lo menos en 10 préstamos o proyectos distintos.
Espero que estos consejos sean útiles y que empieces a invertir.