- La guerra en Ucrania nos sumerge nuevamente en un estado de incertidumbre y de inquietud, cuando todavía no habíamos dejado atrás las huellas socioeconómicas de la pandemia.
- La invasión de Rusia a Ucrania no sólo representa el mayor ataque sobre la estabilidad de Europa y el orden internacional surgido tras la II Guerra Mundial, sino que también abre una reformulación de los equilibrios geopolíticos, comerciales y económicos tejidos a partir de la caída del muro de Berlín. Todo ello unido a las consecuencias sociales y humanitarias que sufren los ucranianos, las más trágicas.
- Todavía no podemos cuantificar la magnitud de esta guerra, aumentando el riesgo de que afrontemos una guerra prolongada, pero si afirmar la revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento globales, difíciles de medir actualmente al depender de su duración y de su dimensión social, financiera, comercial, energética, militar y política. Sin olvidar, que serán clave otros factores como si Rusia decide ampliar la escala militar o cortar el suministro de gas, el papel que adopten potencias como India y China, o si resurgen las tensiones en torno a Taiwán.
- Adicionalmente, el carácter estratégico de ambos países en la producción y suministro de materias primas energéticas, industriales y alimenticias, especialmente en el caso de Europa está provocando el mayor shock de oferta de commodities desde las crisis del petróleo que marcaron el crecimiento en los 70 y comienzos de los 80. En este sentido, la UE muestra una elevada dependencia energética tanto del petróleo como del gas natural, y con un gran protagonismo de su suministro desde Rusia. La UE importa desde este país un 25,7% del crudo y un 38,2% del gas natural, lo que refleja su mayor exposición frente a EEUU o Asia.
- La exposición de Europa al suministro de materias primas energéticas, metales y alimenticias, unidas a las mayores inversiones en Rusia de países como Alemania, Francia e Italia, explican mayores revisiones de las perspectivas de crecimiento frente a EEUU y China.
- Todo ello en un entorno económico en el que persistían las tensiones inflacionistas provocadas por la pandemia (cuellos de botella, encarecimiento de costes de transporte, y de materias primas básicas y crisis energética), que nosotros, en Singular Bank, ya incorporábamos en nuestro escenario, con una inflación más estructural que transitoria.
- EEUU en febrero: tasa de inflación anual 7,9% anual, máximo desde 1982.
- Eurozona en febrero: tasa de inflación anual 5,9% anual, máximo de la serie histórica.
- España en febrero: tasa de inflación anual 7,6%, máximo desde 1986.
Estanflación
Una crisis con múltiples canales y elevada incertidumbre, en la que surge con fuerza el riesgo de la estanflación.
Canal financiero
- Depreciación del rublo -40%, cierre de la bolsa rusa, corralito, etc.
- Una vez que se visualice la crisis financiera y económica de Rusia, implicaciones para bancos, especialmente alemanes, italianos y franceses.
Canal económico y empresarial
- Fuga masiva de empresas internacionales con implicaciones tanto para la economía rusa, como para las propias compañías en términos de sus resultados.
- Guerra económica con escenario de escalada en las sanciones, con implicaciones negativas para el comercio internacional.
- Erosión márgenes de beneficios, capacidad de inversión o de responder a obligaciones financieras, aumentando el riesgo de morosidad.
Canal social y sentimiento económico
- Deterioro de confianza de hogares y empresas, condicionando a la baja tanto la demanda como las decisiones de inversión.
- Retraso de la recuperación de los sectores más afectados por las restricciones de movilidad por la pandemia, como el turismo.
Canal Commodities
- Subida histórica de las principales materias primas: energéticas, metales y alimenticias.
- Riesgo de escasez de suministro.
- Un incremento sostenido de 20 $ por barril restaría al avance del PIB de la Eurozona 0,6 pp y de 0,3 pp en el caso de EEUU y China
- Deterioro de los flujos comerciales
- Encarecimiento generalizado cesta de la compra
- Mayores presiones inflacionistas con impacto directo en la renta disponible y costes de producción, que elevan el riesgo de efectos de segunda ronda.
La combinación de esa menor demanda, menor inversión y menor crecimiento económico, junto con la presión inflacionista, aumentan el riesgo de estanflación.
Ante este entorno, el BCE ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento de la zona monetaria a corto plazo en 0,5 pp a un 3,7% anual (vs. 4,2% estimado en diciembre) y a un 2,8% anual en 2023 (vs. 2,9% anterior). A su vez, ha confirmado el repunte de las perspectivas de inflación al situarlas en un 5,1% anual en el conjunto de 2022 frente a un 3,2% proyectado anteriormente, que se moderaría a un 2,1% anual en 2023. En su escenario más adverso, el crecimiento en la Eurozona podría reducirse a un 2,3% anual este año y la inflación situarse en 7,1% en el promedio del año.
Por su parte, la Fed ha revisado a la baja en 1,2 pp sus previsiones de avance del PIB a un 2,8% este año, situándose ligeramente por encima de su crecimiento previo a la pandemia de un 2,3% en 2019.
En un primer análisis, elaborado por Oxford Economics, en un escenario adverso, en el que la guerra se prolongue hasta 2023 y continúen las sanciones a Rusia aumentando el riesgo de una reducción de su suministro de gas, el ritmo del crecimiento de la economía global podría volver al entorno del 3% anual (a niveles prepandemia) y reduciéndose en 1,30 puntos porcentuales su avance esperado en los próximos dos años. Esto sin olvidar que, en el caso de la Eurozona, este recorte podría ser del 3%, y donde no debemos descartar periodos puntuales de recesión económica, mientras que EEUU y China presentarían un impacto menor de 0,5 pp.
Política monetaria y fiscal
Shock de oferta y geopolítico que limita la capacidad de los bancos centrales para controlar las crecientes presiones inflacionistas. No obstante, continuarán con la progresiva normalización de la política monetaria, con el objetivo de anclar las expectativas de inflación y evitar los efectos de segunda ronda.
- Reserva Federal: ha realizado este miércoles la primera subida de tipos desde 2018 de 25 pb, proyectando que realizará hasta 6 incrementos más este año hasta 1,75%-2,00% este año.
- BCE: ha dado un giro acelerando la retirada de la compra de activos a partir del próximo mes, y no debemos de descartar una subida de tipos a finales de este año en función de cómo evolucione la economía real y la estabilidad financiera.
- China es una excepción dado el entorno de desaceleración económica que estaba sufriendo antes de iniciarse la guerra de Ucrania.
Será trascendental las medidas que adopten los gobiernos de forma consensuada con las empresas y en el seno de la UE y entre los países aliados para evitar un aterrizaje más severo de la economía.
Nuevo orden mundial
Hasta ahora las únicas certezas son el elevado coste que pagará Ucrania por defender su independencia, que preservar los valores democráticos es otro de los principales retos de este siglo, y que la estrategia geopolítica de la UE irá asociada a una mayor seguridad energética, a través del despliegue de las energías renovables y el uso de la energía nuclear, y la defensa del proyecto Europa. Todo ello unido a que se abre un escenario de menor globalización y de un mundo configurado en bloques, que tendrán que diseñar un nuevo orden mundial para hacer frente a retos geopolíticos, sanitarios, climáticos y de ciberseguridad.