En España hemos vivido meses frenéticos de elecciones. La convocatoria precipitada de las generales para el 28 de abril de 2019 por parte del gobierno se sumó a la de las europeas, autonómicas y municipales que estaban programadas ya de antemano para el 26 de mayo.
Esto ha generado una dinámica electoral muy intensa en nuestro país que ha obligado a los partidos políticos a permanecer en campaña casi tres meses y a los ciudadanos a estar pendientes de todo lo que propone cada opción para votar en consecuencia. Y, como sucede cada vez que hay comicios en España, sale a colación la ley electoral.
La normativa lleva ya varios años acaparando las quejas de diferentes partidos y ciudadanos, ya que muchas formaciones no logran representación política a pesar de que logran miles de votos. Y es que, España rige el sistema D’Hondt, un nombre que la mayoría conoce, pero que no sabe tan bien cómo funciona realmente y por qué se forman las cámaras legislativas como se forman.
Vamos a ponerlo en claro para que, de cara a futuras elecciones, los ciudadanos sepan mejor cómo se confecciona nuestro Parlamento y, quizá, decidan ajustar su voto en un sentido u otro de esta manera:
Sistema D’ Hondt: ¿cuántos votos suman un escaño?
Como decíamos, en España el sistema electoral se rige por la llamada Ley D’Hondt, que es un sistema matemático que reparte los escaños en función de los votos pero atendiendo a un cálculo concreto. En este caso, se hace un cálculo proporcional que divide el número de votos que logra un partido entre el número de cargos electos (escaños) con los que cuenta en cada circunscripción (división territorial).
Esta es la teoría, ¿pero qué significa? Pues la práctica no es tan sencilla, y para entenderlo tenemos que imaginar un caso. Por ejemplo, pensemos en una circunscripción (una provincia) en la que se presentan cinco partidos políticos y se disputan seis escaños o cargos electos.
Creamos una tabla con cinco filas, que corresponden a cada partido, y seis columnas, que son los escaños a repartir. En la primera columna, se escribe el número de votos obtenidos por cada formación, ordenados de mayor a menor. En las siguientes columnas se refleja el número de votos dividido entre el divisor de cada escaño.
Se calculan los cocientes decrecientes de cada partido, de manera que se asignan los escaños a los promedios más altos. De este modo, en el ejemplo, el partido con más votos obtiene tres escaños, el segundo con más votos, consigue dos, y el tercero se queda con uno. Para verlo de forma muy sencilla, marcamos en la tabla los valores más altos.
Tras el cálculo observamos que este sistema favorece a las mayorías, a quien suma más votos, que suelen ser los partidos grandes. Mientras que los pequeños suelen salir perjudicados y lo tienen más complicado para lograr un escaño y tener representación política. A pesar de todo, ha sido adoptado en países como Bélgica, Brasil, Austria, Portugal, Luxemburgo, Japón, Países Bajos o Perú.
En España además, existe un porcentaje de exclusión que no forma parte del sistema D’Hondt. Es una barrera más que los partidos pequeños tienen que superar, pues exige un mínimo de votos para acceder al cálculo de escaños. Se requiere que el número de votos de un partido sea superior al 3% del total en las generales y del 5% en las autonómicas y municipales.
Además, la normativa impone un mínimo de dos escaños por provincia, lo que implica que provincias con pocos habitantes tengan incluso más representación que otras con más ciudadanos, si se observa en conjunto.