¿Por qué son importantes los mercados monetarios?

En un edificio londinense todos los días un pequeño grupo de personas se encarga de establecer probablemente uno de los números más importantes del mundo. El nivel establecido de ese número, fijado diariamente a las 11 de la mañana, tiene repercusiones por todo el sistema económico mundial. Estamos hablando del LIBOR: London Interbank Offered Rate. Es curioso como uno de los números más importantes de la economía mundial, que forma parte intrínseca del núcleo del sistema capitalista, es tan desconocido por el gran público.

El LIBOR es administrado por la Asociación Británica de Banqueros (British Bankers Association). Es una de las tasas claves en los mercados monetarios mundiales, que a su vez son el corazón del sistema financiero internacional.

En condiciones normales el LIBOR simplemente refleja la tasa de interés a la que los bancos están dispuestos a prestarse dinero mútuamente. Estos préstamos interbancarios no están garantizados por colateral y son imprescindibles para que el sistema bancario funcione adecuadamente. Diariamente los clientes de los bancos retiran dinero de sus cuentas, piden préstamos, ingresan dinero, etc. Y por tanto los bancos necesitan que el dinero fluya entre ellos para cuadrar sus balances.

La importancia del LIBOR

La tasa LIBOR se publica en las 5 principales divisas mundiales:

  • Dólar (USD)
  • Euro (EUR)
  • Libra Esterlina (GBP)
  • Yen Japonés (JPY)
  • Franco Suizo (CHF)

Hay activos financieros por valor de más de 300 trillones norteamericanos de dólares, que equivalen a aproximadamente $45.000 por persona en el planeta tierra. La importancia del LIBOR se ha vuelto incuestionable.

Muchos creen que los tipos de interés oficiales estipulados por los bancos centrales, como la Reserva Federal Norteamericana o el Banco Central Europeo, son lo que marca el precio del dinero. Sin embargo el LIBOR es un indicador mucho más certero del verdadero coste de tomar dinero prestado en la economía mundial.

La estructura del sistema bancario

La forma de operar de las instituciones financieras ha ido variando a lo largo de los años. Antiguamente los bancos ganaban dinero tomando dinero de sus depositantes y prestándolo a un interés mayor. Sin embargo existían unas fuertes restricciones sobre la cantidad de dinero que podían prestar con respecto a su balance.

A partir de los años 70 y 80 los bancos empezaron a utilizar técnicas de securitización, que consistían en agrupar las deudas en productos estructurados para poder diversificar y distribuir las deudas y los riesgos asociados con ellas. Estas técnicas permitieron más facilidades para obtener dinero prestado a los demandantes de crédito, a la vez que los bancos no se veían lastrados por las deudas correspondientes en sus balances. Sin embargo se produjo una disociación entre los préstamos concedidos y el riesgo real de los mismos.

Esta desconexión y la mala gestión del riesgo fue una de las principales causas de la crisis de 2008 conocida como la Gran Recesión.

Cuando el LIBOR puso en jaque a la economía mundial

El 9 de agosto 2007 pasará a la historia como uno de los días que cambió el rumbo de las cosas. Tanto los mercados monetarios interbancarios como los mercados de productos securitizados se quedaron congelados. Los mercados se dieron cuenta de que el mercado inmobiliario norteamericano estaba a punto de afrontar graves problemas, y los inversores dejaron de comprar productos estructurados, es decir, dejaron de prestar dinero.

En ese momento de pánico fue cuando se percibió claramente la importancia del LIBOR y de que el crédito fluya entre entidades bancarias. De la noche a la mañana los bancos eran reacios a prestarse dinero y el LIBOR se disparó, dejando a muchas instituciones en situación de quiebra técnica.

En realidad el LIBOR es una tasa indicativa de si los bancos estarían dispuestos a prestarse dinero entre ellos. En la práctica, en plena crisis de 2008, los préstamos interbancarios se congelaron. Nadie confiaba en nadie ante la incertidumbre general de solvencia entre entidades. Los bancos centrales tuvieron que inyectar dinero en el sistema para intentar resucitar el sistema financiero, y afortunadamente respondieron de forma rápida y contundente.

Conclusión

Al igual que con el oxígeno, la liquidez interbancaria es algo que sólo percibimos claramente cuando falta. Los préstamos interbancarios son imprescindibles para el buen funcionamiento del sistema financiero. Para ello es necesario que haya confianza y que los bancos funcionen adecuadamente.

El LIBOR es un buen indicador del precio al que los agentes institucionales se prestan dinero entre ellos, y garantiza que el sistema financiero funcione de manera adecuada.