Nueva York, Londres, París, Roma… ¿Son las grandes capitales solo para grandes presupuestos? Si estás pensando en alguna como tu próximo destino, con los siguientes trucos de viaje low cost la podrás visitar sin caer en un gasto excesivo.
Antes de viajar, hay que planificar
Lo venimos contando en los artículos sobre ahorro en viaje del blog de Self Bank: la lectura y la documentación previa, la elaboración de un presupuesto y la elección del destino correcto en la temporada correcta son fundamentales para disfrutar, descansar y no descuidar la economía familiar. Habiendo decidido ya que el próximo viaje será a una gran ciudad, hay varios factores a considerar:
Cómo llegar a la gran ciudad
Desplazarnos en avión se vuelve imprescindible para cubrir grandes distancias en el menor tiempo posible. Los billetes de avión suponen un gran desembolso, pero hay cierto margen de ahorro si:
- Volamos hacia o desde aeropuertos alternativos. Hay aerolíneas low cost que usan aeropuertos un poco más alejados, o incluso a otras ciudades, pero con tarifas significativamente más bajas, a pesar de que habría que sumar el coste del bus o tren hacia la gran ciudad.
- No descartamos ninguna combinación y buscamos vuelos por separado. Por ejemplo, la ida a un aeropuerto y el regreso desde otro.
Dónde dormir en la gran ciudad: buena conexión con el centro
Reservar por adelantado es necesario en temporada alta y, cuanto antes empecemos a consultar buscadores de hoteles, mejor. En este aspecto, un truco low cost es elegir los que no estén en el mismo centro de la ciudad pero sí cerca de algún medio de transporte con el que ir en poco tiempo. El precio de cada billete de bus o metro probablemente sea mucho menor que el sobrecoste de dormir en una mejor ubicación.
Según el nivel de precios del país, podría interesar incluir el desayuno en la reserva. Si es un destino económico, por la diferencia de precio encontraremos mejores opciones fuera del hotel; en cambio, en ciudades más caras, salir del hotel bien desayunados, nos dejará nutridos hasta la hora del almuerzo.
Un mapa siempre por delante: y que sea offline durante el viaje
Claro que para los consejos anteriores es fundamental ser conscientes de dónde se encuentra cada lugar en el mapa. Antes del viaje todos disponemos de conexión a Internet, teléfono, tablet y portátil, pero ¿y una vez empiece el viaje? Pues otra tarea más antes de salir de casa es hacernos con la aplicación de mapas offline para el smartphone que nos resulte más cómoda; nos descargamos los mapas y los tendremos siempre disponibles en la gran ciudad. Y sin tener que buscar redes WIFI, ni hacer uso de datos móviles.
Construye tu propia ruta y optimiza las visitas
Para planificar las visitas es muy útil situar sobre el mapa cada punto de interés y decidir qué ver cada día. ¿Para qué desplazarnos a la otra punta de la ciudad en dos ocasiones si en un mismo día podemos ver el museo y comer en el restaurante que habíamos apuntado? Tachando zonas del mapa, ahorraremos en transporte y en tiempo.
¿Alquilar un coche para la gran ciudad?
Aunque sea muy cómodo disponer de vehículo propio y tener total libertad, no es lo más recomendado en una gran capital. El aparcamiento gratuito es escaso y los parkings públicos son excesivamente caros. Sin olvidar que en muchas ciudades hay zonas restringidas, exclusivas para residentes y que, sin conocer la ciudad, el tráfico tan intenso puede suponer varias horas metidos en el coche. Tampoco es una decisión inteligente alquilarlo en el aeropuerto para dejarlo aparcado los días que dure la estancia en la ciudad.
Para moverte por la ciudad, bus, metro y piernas
No solo desde el punto de vista económico, también como visitantes la mejor alternativa para captar cómo es una ciudad es caminando. Y la opción más acertada es combinar cada día transporte público barato con buenas caminatas. Así ahorramos tiempo en llegar a una zona de la ciudad y euros explorándola a pie.
Los servicios de transporte basados en aplicaciones móviles, como Uber, Lyft o Cabify están cada vez más presentes en las grandes ciudades de todo el mundo. Es útil tenerlas instaladas en el teléfono por si alguna vez necesitásemos transporte más urgente.
Comida local y picnics
Es posible ahorrar en comidas en las grandes ciudades. Comer rico y barato pasa por elegir los restaurantes que la población local elige para comer bien. Que casi todos los viajeros tengan la misma guía de viaje implica que los restaurantes que recomienda se verán desbordados, subirán precios y, tarde o temprano, dejarán de ser locales. En cambio, investigar en Internet y, sobre todo, dejarse aconsejar por los habitantes de una ciudad es la estrategia más recomendable.
Un truco más para ahorrar en comidas es ir de picnic. En puestos de comida local, o en supermercados gourmet, fáciles de encontrar en las grandes ciudades, compramos todo lo necesario para comer comida típica y a mejor precio que en un restaurante. Ya solo queda encontrar un bonito lugar para sentarnos a comer.
Día de museos gratis
Para promover la cultura sin vincularla a un precio y para que esté al alcance de todos los habitantes de una ciudad, muchos museos abren sus puertas de forma gratuita una vez a la semana o una vez al mes durante ciertas horas. Evidentemente, no va a ser éste el factor que condicione nuestra agenda viajera, pero si pudiésemos cuadrar la visita al museo en un día de entrada gratuita, pues unos buenos euros que nos ahorramos.
Si hay varios museos interesantes en la ciudad, otra opción a tener en cuenta es si existe algún pase o tarjeta que los incluya. Así también ahorraremos en el precio de las entradas.
Pagar en efectivo o con tarjeta
Si viajamos al extranjero, otra tarea que no podemos olvidar antes de salir de casa es preguntar a nuestro banco las comisiones por retirar dinero de cajeros y por pagar con tarjeta. Con esa información, valoramos si nos conviene sacar más cantidad y llevar más efectivo encima o si pagamos siempre con tarjeta.
Presupuesto diario, también en la gran ciudad
Por último, englobando todos los anteriores, el presupuesto diario. Es buena estrategia dividir el disponible para las vacaciones entre el número de días en el destino, una vez descontados los vuelos y reservas de hoteles. De ese modo tendremos una cifra máxima diaria para las actividades corrientes del día a día: comidas, entradas, transporte, regalos, etc.