En un entorno financiero como el actual, con tipos de interés extremadamente bajos, es difícil para el ahorrador obtener una rentabilidad interesante, al menos sin asumir cierto riesgo, ya que las entidades han adaptado a este escenario la rentabilidad de sus depósitos a plazo.
La mayoría de los ahorradores asocian el ahorro a productos sin riesgo, por lo que no se plantean dar un paso más, invirtiendo una parte a largo plazo en acciones cotizadas en la Bolsa. Pero lo cierto es que, en otros países de nuestro entorno, esta forma de ahorro está muy extendida entre las familias y la mayoría de los ahorradores tienen una parte de su patrimonio invertido en renta variable.
Es verdad que la inversión en Bolsa tiene ciertos riesgos porque se pueden producir pérdidas, por lo que no debemos invertir en Bolsa la totalidad de nuestros ahorros. La proporción dependerá del perfil del inversor, es importante que no inviertas una cantidad que te quite el sueño si la inversión va mal.
Para no asumir más riesgos de los necesarios, el ahorrador que invierte en Bolsa debe hacerlo a largo plazo y en varias acciones de distintos sectores o países. El concepto de diversificación siempre se ha explicado como “no poner todos los huevos en la misma cesta”. La correcta diversificación reduce los riesgos, al no depender nuestra inversión de una sola empresa o sector. Una inversión muy común es en empresas que reparten dividendos, porque así vemos retornos periódicos de nuestra inversión.
Veamos un ejemplo de inversión a largo plazo. Se trata de una inversión en cinco empresas españolas diferentes, de aproximadamente 1.000 € en cada una de ellas. Las acciones se compraron el 31/12/2014 y analizamos la rentabilidad tres años más tarde (a 31/12/2017). Tenemos lo siguiente:
Por un lado, hemos de tener en cuenta la revalorización de las acciones:
Es decir, compramos nuestra cartera de acciones por 4.997,27 € y ahora vale 5.644,30 €, lo que supone un beneficio de 647,02 €.
Por otro lado, hemos estado recibiendo dividendos, es decir, cada empresa ha repartido parte de sus beneficios, ingresándonos dinero en la cuenta con cierta periodicidad. Entre el 31/12/2014 y el 31/12/2017 hubieran sido los siguientes importes:
En total, las empresas que conforman nuestra cartera nos han ingresado un total de 688,34 € en efectivo (a lo que habría que restar la retención fiscal correspondiente).
Por tanto, el beneficio antes de impuestos ha sido de 647,02 € por la revalorización de las acciones más 688,34 por dividendos. En total estamos ganando 1.335,36 €, con una inversión inicial de casi 5.000 €. Esto supone una rentabilidad en tres años de un 26,70%.
La inversión en Bolsa también puede generar pérdidas, ya que es posible que el precio de nuestras acciones caiga. Esto obliga también al inversor a asumir cierto nivel de riesgo a cambio de una rentabilidad potencial mayor.
Por eso es importante que hagas cierto seguimiento de tu cartera, sustituyendo las empresas con peores perspectivas por otras más prometedoras. Por eso en las cuentas de valores de Self Bank ponemos a tu disposición diversas herramientas gratuitas, como los datos facilitados por las casas de análisis, con la recomendación del consenso de mercado. También dispones de gráficos de cotización avanzados y precios en tiempo real.