El cambio de siglo ha traído consigo un nuevo segmento de la sociedad que hasta ahora era conocido con el más clásico término de los solteros: los singles.
Aunque la idea de un single viene a ser la misma que un soltero, comúnmente el término viene asociado con una filosofía que los desmarca de los solteros más comunes. Se trata de personas que viven solas por elección y generalmente tienen una vida social bastante activa, asociada por norma general a una capacidad económica algo por encima de la media.
No podría entenderse de otro modo que en una situación de crisis como la que se viene viviendo en nuestro país en los últimos años una persona individual decida embarcarse a vivir solo, con todos los gastos que implica el mantenimiento de un piso, si no fuera acompañado de una solvencia económica notable.
El gasto en vida social, el principal factor a controlar
Es precisamente por la soledad de su vivienda que este perfil de individuos tiene una mayor tendencia a socializar y sumarse a cualquier tipo de acto o actividad que implique entrar en contacto con más gente: ir al gimnasio, salir por la noche, ir a conciertos, fiestas y excursiones, etc.
Como es lógico, esa actividad social conlleva unos importantes gastos en la partida del presupuesto personal correspondiente al ocio, foco principal en el que todo single debe concentrarse para que la vida en soledad no se convierta en una carrera sin fondo.
Un single debe ser una persona muy organizada en todos los aspectos de su vida, y como no podía ser menos, también en el económico. Aunque tiene la ventaja de que al ser el único responsable de los gastos en los que se incurre tiene un control y una capacidad de actuación absoluta, es importante que sus finanzas se rijan en base a un presupuesto de gastos personal, dedicando una especial atención a las partidas correspondientes al ocio y los caprichos.
Prevención al pagar solo todos los gastos
Tampoco debe obviarse la relevancia que tiene en los gastos de un single todo lo que implica vivir solo en un piso: suministros, alquiler/hipoteca, seguros… Al tener que afrontar solo esos gastos, es de capital importancia ajustarlos al máximo para evitar una salida de dinero excesiva en esa partida.
Es posible aprovecharse de la oferta cada vez más importante de servicios y productos destinados para singles, en los que ya se tiene en cuenta la figura del “pagador único”. Desde viajes hasta recetas de cocina para singles, hoy en día hay una cantidad de información casi inagotable que ayuda a paliar la ausencia del factor de escala que supone ser más de uno a la hora de pagar.
Muy vinculado con el concepto de afrontar todos los gastos en solitario, es muy importante que el single disponga de un buen colchón de seguridad para afrontar los gastos, pues en caso de cualquier imprevisto no habrá en la vivienda otro sueldo que pueda cubrir siquiera los gastos básicos.
Por eso, aunque ello implique tener que renunciar a parte de esa vida social tan activa, sería conveniente que un single destinara al ahorro un porcentaje significativo de sus ingresos mensuales, de modo que siempre pudiera tener un colchón de seguridad para cubrir al menos 6 meses de su ritmo de vida actual por si aconteciera cualquier situación imprevista.
Invertir en uno mismo y en la carrera profesional
Aunque el componente social de la vida del single siempre va a estar presente, para potenciar unas finanzas personales envidiables a futuro no hay mejor manera que aprovechar esa etapa de la vida en la que uno tiene a su disposición todo el tiempo que él mismo decida asignarse.
Puede resultar una gran idea planificarse esa etapa de la vida como una apuesta por el crecimiento profesional para de ese modo optar a unos cargos de mayor responsabilidad y por lo tanto unos mayores ingresos.
Se puede optar directamente por la vía de la formación (posgrados, másters, etc.), alternativa que tiene un coste asociado, o bien por la búsqueda de un empleo al que poder dedicarse en cuerpo y alma para labrarse una carrera profesional exitosa. A menudo, este tipo de oportunidades se presentan en forma de traslado de la residencia al extranjero o de dedicación de horas extras, situaciones que pueden encajar mucho mejor en la vida de un single que en la de alguien con familia al cargo, por ejemplo.
No olvidarse nunca de la planificación financiera a futuro
Para terminar, es absolutamente imprescindible que un single tenga una buena planificación financiera del ahorro a futuro. Es posible que el ritmo de vida que uno lleva cuando está soltero y aún es joven mantenga toda la atención del single en lo que se conoce como “vivir el presente”, pero eso puede pasar factura en un futuro que espera a la vuelta de la esquina.
Un single debe tener la suficiente autodisciplina para renunciar a parte de esa ajetreada vida presente para reservar parte de sus ingresos con vistas al futuro, pues de seguir dependiendo exclusivamente de sus ingresos cuando llegue el momento de jubilarse, por ejemplo, podría encontrarse en una situación económica muy crítica de no haberla planificado adecuadamente.