La respuesta sin matices es que no. Aunque tampoco tendría que preocuparse especialmente si hubiera resultado ser Hillary Clinton la ganadora de las elecciones.
¿Por qué esa equivalencia en la falta de preocupación? Por razones que tienen que ver tanto con el ciclo económico como con el político, que hace que los gobiernos tengan finalmente mucha menos capacidad de maniobra de la que suele atribuírseles y que nace de la necesidad de creer que hay alguien (en este caso los gobiernos) que tiene todo controlado, lo que permite sentir una sensación de seguridad similar a la que los niños atribuyen a los progenitores que les protegen. ¡Sería demasiado inquietante que fuera de otra manera!
En todo caso, a la hora de preguntarse por la influencia de la nueva situación política a la que se enfrenta el mundo en los próximos cuatro años, conviene segmentar a los ahorradores según su perfil de riesgo. Y también elaborar algo sobre las características del marco de referencia, las que afectarán a todos.
Aumento del gasto militar financiado con impuestos
Hay elementos de las políticas que Donald Trump quiere aplicar que sí que pueden tener un impacto importante sobre los ciudadanos europeos y, por ende, para los españoles. Un ejemplo muy notorio sería la promesa electoral que ha realizado de hacer pagar a los europeos por los servicios de defensa que les presta EEUU. Algo con lo que nadie contaba y que resulta especialmente llamativo: muchos se van a enterar ahora, por primera vez, de que las tantas veces vilipendiadas bases americanas en España o en otros países de Europa cumplen una misión en la que pocos pensaban: la de defender el país en el que están y también la de servir de centro logístico y de refuerzo de las tropas americanas que operan en otros territorios.
La conocida frase o slogan “yankees go home” tiene ahora una connotación comercial: si se quedan, habrá que pagarles por ello. Y aunque nadie puede estar seguro de si se trata de algo realizable o si estamos ante una bravata del líder republicano, la cosa es que ya se ha producido un cambio de perspectiva según la cual los americanos estarían en España u otros países europeos prestando un servicio de Defensa. ¡Y que hay que pagarlo!
En fin, si Donald Trump cumple su amenaza, parte del gasto actual será reconducido al aumento de los gastos de defensa, directamente o de manera indirecta a través del ejército norteamericano. De ahí que habrá menos recursos para destinar a la sanidad, la enseñanza o las pensiones o, si se quiere evitar eso, el gobierno tendrá que subir los impuestos para compensar el aumento del gasto militar. Y ahí estará el primer impacto para todos, ahorradores o no.
Ahorradores que rehúyen el riesgo
Se mantiene el panorama poco halagüeño para el ahorrador conservador. La retribución que los bancos proporcionan por los depósitos convencionales (los de toda la vida) va a seguir siendo muy baja porque los tipos de interés que fija el Banco Central Europeo (BCE), y que los bancos comerciales toman como referencia, van a seguir siendo del 0% durante uno o dos años más, mientras que a los propios bancos el BCE les seguirá penalizando, al menos durante 2017, con ese -0,40% con que castiga el dinero que los bancos depositan en el BCE.
Eso a corto plazo no tiene aspecto de que vaya a cambiar, aunque la llegada de Donald Trump a la Presidencia acortará el período de tipos de interés cero o por debajo de cero ya que su esperado programa de obras públicas en EEUU (de llevarse finalmente a cabo) generará actividad económica inducida en el resto del mundo, con lo que las expectativas de aumento de la inflación serán cada vez más altas tanto allí como en Europa. Y con inflación creciente, los tipos de interés volverán a subir.
Ahorradores con riesgo que en ocasiones no saben que lo tienen
Son quienes han comprado deuda pública o renta fija privada en estos últimos meses o años. La llegada de Trump ha provocado una subida de la rentabilidad de esos activos y eso es algo que a quien ya tiene constituida una cartera de valores le va a generar pérdidas (pérdidas que no serán tales si no las materializan y mantienen el activo en cuestión hasta el vencimiento).
Para aquellos que, en cambio, tienen dinero disponible, esa subida de las rentabilidades es una buena oportunidad de comprar a precios más bajos la deuda pública, bonos emitidos por empresas o los fondos que invierten en cualquiera de los dos.
Y la Bolsa
Toda la euforia desatada en Bolsa por Donald Trump hará que quienes tienen cartera de renta variable ya estén ganando dinero. Pero ¡ay!, la euforia puede ser un poco prematura y el propio Trump que la ha generado podrá dar al traste con las expectativas a poco que su programa económico y de estímulos fiscales (aumento del déficit por la doble vía de aumentar el gasto público y de bajar los impuestos) se tope con problemas a la hora de su aprobación en el Congreso.
O que la lucha comercial con China degenere en un parón del comercio mundial. Entonces sí que las varas se tornarían lanzas y la euforia económica tendría que esperar a una segunda fase, tras superarse los obstáculos. Y en ese caso los ahorradores con dinero en Bolsa pasarían un par de años poco agradables.