Tapering, cuando los estímulos monetarios se retiren

En los últimos tiempos se habla habitualmente del tapering, lo en inglés significa “cerrar el grifo”. Al inicio de esta Gran Recesión, que parece que nunca se acaba, los gobiernos de las principales economías mundiales decidieron tomar una serie de medidas ante el riesgo de que el sistema financiero se colapsara.

Con el fin de activar la economía real, algunos Bancos Centrales, con la Reserva Federal estadounidense a la cabeza, comenzaron a inundar de dinero la economía para reactivar la inflación y estimular el consumo, y bajaron los tipos de interés hasta cero o incluso a niveles negativos.

Con un considerable retraso, el Banco Central Europeo también inició su propio programa de expansión cuantitativa (Quantitative Easing, o QE, en inglés), a través del cual comenzó a adquirir deuda pública, a razón de 60.000 millones de euros mensuales.

El programa fue posteriormente ampliado a 80.000 millones al mes y abierto a la compra de deuda privada también, para conseguir un mayor efecto sobre la inflación y el consumo.

Qué es el tapering

El tapering sería el proceso contrario a la expansión cuantitativa, es decir, la retirada progresiva de esos estímulos monetarios, hasta su eliminación.

Cómo se realiza el tapering

El tapering debe ser un proceso gradual, ya que si se efectuara de golpe, podría ocasionar múltiples efectos indeseados:

  • Fuertes tensiones en los mercados de deuda en los que actúa.
  • Alteraciones en el tipo de interés (y, por lo tanto, en el euríbor).
  • Bajada del consumo y de la inversión (y con ello, una contracción de la economía).
  • Convulsiones en las bolsas, en los mercados de divisas, etcétera.
  • Esto quiere decir que a la hora de ejecutar el tapering, los bancos centrales deben ser muy cautelosos, reduciendo paulatinamente las cantidades que inyectan en los mercados al tiempo que van aumentando progresivamente el tipo de interés (que, al fin y al cabo, es el precio del dinero).

En qué situación estamos actualmente

Estados Unidos, que comenzó sus medidas de estímulo mucho antes que la Eurozona, hace años que crece con cierta consistencia, por lo que ya inició su tapering allá por el año 2013 (cuando en Europa ni siquiera habían comenzado los estímulos monetarios). En 2014 cerró el programa definitivamente, después casi seis años inyectando dinero a la economía.

La Reserva Federal, además, ha iniciado también el camino de la normalización de tipos de interés, de manera que se prevé que este año alcance entre 1,25% y 1,50%. De esta manera se completaría el regreso a una economía sin ayudas “artificiales”.

Mientras tanto, en Europa, el programa comenzó en marzo de 2015, en un principio para dos años (debería haber finalizado en marzo de 2017).

En diciembre de 2016, el BCE anunció que lo prorrogaría, al menos, hasta diciembre de 2017 (“o más allá, si fuese necesario”). Eso sí, desde abril ha reducido la cantidad desde 80.000 millones de euros hasta 60.000.

Teniendo en cuenta esta prórroga, así como la duración de los estímulos en Estados Unidos, y la todavía liviana recuperación de la economía europea (aparte de los efectos que pueda tener el Brexit), es previsible que la QE todavía dure un tiempo, y el tapering europeo se traduzca en una reducción muy progresiva de los estímulos hasta constatar que la recuperación económica es una realidad.