Ya os hemos hablado anteriormente sobre las comisiones de los fondos de inversión y cómo se aplican, pero ¿cómo entender su funcionamiento con un ejemplo más cotidiano? En Self Bank ya sabéis que queremos que lo hagáis a vuestra manera y seáis los dueños de vuestras decisiones en lo que a materia de inversión se refiere. Por eso, y para que no os quede ninguna duda sobre las comisiones y los fondos de inversión, lo aplicamos a una acción habitual que seguro que todos hemos vivido, apuntarnos al gimnasio.
Al igual que cuando nos apuntamos al gimnasio, cuando contratas un fondo tienes que pagar una comisión de suscripción para «proteger a los antiguos inversores. También puede ocurrir que mientras que estamos entrenando queramos tener una taquilla para guardar nuestras cosas, con los fondos también depositamos nuestros bienes para que estén a buen recaudo y por eso pagamos una comisión de depósito.
Llego la hora de sudar y por eso contratamos a un personal trainer para que planifique nuestro entrenamiento, pero ¿y nuestros fondos? ¿quién los gestiona?. La gestora es la encargada de poner a trabajar nuestro dinero y por eso se sobra la comisión de gestión.
Al igual que cuando un deportista gana un título recibe una prima, algunos gestores cobran una comisión si cumplen un objetivo y esta lleva el nombre de comisión de éxito.
Algunos, tras unos meses podemos pensar en abandonar el gimnasio por falta de tiempo, pero si tenemos una permanencia nos cobrarán una penalización por romperla. Con algunos fondos de inversión ocurre algo similar si queremos que nos reembolsen nuestro dinero antes de un plazo previsto. La gestora cobra esta comisión para proteger al resto de inversores y recibe el nombre de de comisión de Reembolso.
¿Quieres saber más sobre las comisiones de los fondos de inversión y su funcionamiento? No te pierdas la infografía que puedes ver a continuación:
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