¿El buen inversor nace o se hace? Experiencias exitosas del mundo de la Bolsa

En los últimos años he entrevistado y conocido a más de 30 magníficos traders e inversores, en su mayoría independientes, entre ellos, Aitor Zárate, David Aranzábal, Pedro Pinedo, Roberto Moro, Luis Heras, Paco Gómez, Jaime Bel,  o Giancarlo Prisco, entre muchos otros. Después de este viaje he llegado a una serie de conclusiones sobre los factores de éxito para triunfar en los mercados financieros, que he plasmado en mis libros Traders de Éxito y Traders: El Camino del Triunfo.

¿El secreto mejor guardado? Te lo cuento, no existe el Santo Grial, no lo busques. En su lugar, existe el trabajo duro, la disciplina, el saber aplicar una correcta gestión monetaria y todo ello aderezado con mucho sentido común. Añadiría algo más: “Hazlo simple”.

Recuerdo que muchos de ellos repetían como una mantra: “la gestión del capital es vital, más importante que el método que usas”. José Luis Cárpatos me enseñó a preservar el capital por encima de todo. También a empezar con un tamaño de posición suficiente que me permitiera poder aguantar las primeras malas rachas y, sobre todo, las iniciales que suelen ser las peores. También me aconsejó leer libros sobre la materia como el de Ryan Jones, The Trading game: playing by the numbers to make millions.

David Aranzábal, experto en Forex y mi mentor en el mercado de divisas, fue contundente en aconsejarme el backtesting como acelerador de nuestra consistencia. Simular con datos históricos la aplicación de nuestro sistema nos da ciertas pistas de cómo se hubiera comportado el precio en el pasado y es la única información que tenemos para aplicarlo en el presente y en el futuro. Aranzábal me aconsejaba combinar cada día de trading operativo con el estudio, de manera, que “cada día puedas hacer una sesión en vivo y cuatro en simulado. De esa manera vas a aumentar tu progreso”.

Josep Codina me previno sobre no tener paciencia y no llevar un plan de trading. Desde entonces, no falta en mi caja de herramientas. Mucho se habla del psicotrading, aspecto del cual me advirtió Sergi Sánchez, al asegurar que “todas las decisiones que toma un trader tienen que ir en la dirección del control emocional”. Insistía en la necesidad de operar a favor a favor del perfil de cada uno de nosotros. “Si ves que las pérdidas te comienzan a afectar demasiado, que te generan dudas y afectan a tu capacidad de decisión o te cuesta dormir por las noches, debes cambiar algo en tu operativa, ya seas daytrader y no tengas un sistema muy estricto, o un inversor de largo plazo con una elaborada cartera”.

Si eres trader independiente te habrás dado cuenta de que pasas mucho tiempo a solas con los gráficos. La diferencia para ser exitoso tal vez esté en hacerlo más sociable y comunicativo, acudiendo, por ejemplo, a un compañero trader que nos haga un proceso de mentoring. Una mirada sincera, objetiva y fría desde fuera nos puede dar detalles que tal vez se nos están escapando.

En esos términos me hablaba Gerardo Ortega cuando decía: “con el trading es muy cómodo y muy agradable estar con otra persona, con la cual compartes ideas, la misma filosofía de operar. Es muy bueno hacer equipo y compartir esa responsabilidad”.

Por su parte, Enrique Roca me contaba sobre sus cuitas profesionales en sus muchos años de ejercicio y según su experiencia, lo tenía claro: “Los buenos traders que he conocido tienen método, mente, sistema y gestión del capital. Son personas que realizan un análisis frío de la situación y se dedican exclusivamente a los mercados. En general, son personas inquietas por saber, tienen paciencia y no se dejan influenciar por el ambiente del mercado. Y normalmente son contrarian. Poseen fortaleza mental y control del riesgo. Tienen pocas ideas, pero muy claras y son muy autodidactas”.

Cultivate an idea

Otros traders me aconsejaron ser disciplinada para subir mi nivel en el trading y prestar atención, más allá del sistema, a la meditación, la introspección, el yoga o a la práctica de deportes de precisión como puede ser el tiro con arco o la esgrima. Todo ello para calmar la mente, las emociones y los pensamientos. “Lo que más va a interferir en tu proceso de trader son las emociones y los pensamientos. Por eso, es importante tener consciencia de los pensamientos y emociones cuando estos interfieren en tu proceso de trading. Si eres consciente es posible tomar otra dirección. Es importante empezar el día con la mente clara, despejada, tranquila. Eso repercutirá en todo tu día y, en consecuencia, en tu trading”, insistía Chris Capre.

Para controlar nuestras emociones e incentivar la concentración frente a los gráficos, la música también puede ser una herramienta exitosa. Por ejemplo, la barroca y en concreto, el Canon en D Mayor de Pachelbel, la melodía que acompaña todas las mañanas a Alberto Chan.

En definitiva, ¿el buen inversor nace o se hace? Seguramente, ambas definiciones son correctas. Carlos Doblado asegura que el trading requiere de un camino personal, que pasa por conocerse a sí mismo lo mejor que puedas. “El trading no termina nunca, y es muy exigente anímicamente. La parte emocional es la más complicada. El enemigo eres tú mismo. No creo que exista ninguna otra actividad en la que te enfrentes más a ti mismo que en un mercado”, afirma.

Gracias a los libros ha sido muy satisfactorio observar cómo las personas que se incorporan al trading son muy jóvenes, están libres de prejuicios y encorsetamientos propios de una industria fuertemente conservadora y endogámica, al tiempo que tienen una fuerte visión empresarial y no se conforman solo con operar, aspiran a gestionar, formar o entrenar a otros traders.

Después de todas estas entrevistas, de los diferentes sistemas, los diversos espacios temporales que emplean unos y otros o los distintos instrumentos para realizar la operativa, sí hay algo en común en todos ellos: pasión por lo que hacen. La aproximación a esta actividad es, no cabe duda, lucrativa. Y estas personas me han recordado que no habrá dinero si antes no hay pasión, e incluso obsesión, por lo que haces. Todos ellos hablan, más allá del dinero, del anhelo por otro tipo de riqueza que ser inversor te dará: tu tiempo, este sí, tu mayor tesoro.