¿Cómo medir si una empresa obtiene un buen retorno sobre sus pasivos?

Cuando invertimos en empresas a largo plazo, queremos que los negocios de nuestras inversiones prosperen y generen beneficios. Uno de los factores a tener en cuenta cuando analizamos la rentabilidad de un negocio es poner en contexto la capacidad de generación de beneficios de una empresa con el activo que la empresa necesita para generar ese beneficio. Generalmente entendemos que una empresa que necesita menos activos para generar la misma cantidad de beneficios, es más eficiente y por tanto más atractiva como inversión.

Hay una serie de ratios financieros dedicados a medir esta eficiencia del uso de los activos de una empresa, como el ROA, ROCE, etc. Todo estos son ratios que relacionan la cuenta de pérdidas y ganancias (una medida de beneficio, ya sea operativo, antes de impuestos o neto) con el activo del balance.

En esta forma de relacionar los datos de los estados financieros hemos centrado la atención en los activos de la empresa. Pero el balance de una empresa implica que por cada euro de activo tiene que existir su correspondiente euro de pasivo (de ahí el nombre de balance).

Por tanto, al igual que podemos relacionar los beneficios con el activo del balance, podemos relacionar los beneficios con el pasivo del balance.

El pasivo del balance se divide en 3 grandes bloques:

  • Patrimonio neto
  • Pasivo no corriente
  • Pasivo corriente

El patrimonio neto corresponde a la parte de la empresa que es propiedad de los accionistas, por tanto la medida que más interesa a los inversores es la relación entre el beneficio y el patrimonio neto. Esta medida se conoce como ROE (de las siglas en inglés, Return On Equity) y se calcula de la siguiente forma:

Beneficio neto / Patrimonio neto

La relación entre el patrimonio neto y los pasivos también es importante a la hora de entender la solidez financiera de una empresa. Cuando la deuda es muy superior al patrimonio neto la viabilidad de la empresa puede correr peligro. El ratio que se utiliza para observar esta relación es el índice de endeudamiento:

(Pasivo no corriente + Pasivo corriente) / Patrimonio neto

El índice de endeudamiento nos ayuda a entender cuántos euros de patrimonio tiene la empresa en relación a los euros que debe. Esto es una forma de entender cómo financia la empresa sus activos. Sin embargo, esta información no es la única relevante para entender la solvencia de una empresa. Para ello tenemos que ver la relación que hay entre los beneficios que produce la empresa y sus pasivos, es decir relacionar la cuenta de pérdidas y ganancias con el pasivo del balance.

La deuda desde un punto de vista operativo. El punto de vista del acreedor:

En el pasivo no corriente, entre otras cosas, aparece la deuda financiera de más de un año que tiene la empresa, es decir, el dinero que le ha prestado el banco y que tiene que devolver. Desde el punto de vista del acreedor lo importante es que los beneficios operativos (antes de intereses e impuestos) sean suficientes como para poder pagar anualmente la cantidad de intereses correspondientes.

Esta capacidad de devolver la deuda se puede observar, por ejemplo, dividiendo el total de la deuda entre el beneficio operativo (también conocido por sus siglas en inglés, EBITDA, Earnings Before Interest, Tax, Depreciation and Amortization). Con esta medida podemos ver cuántos años tardaría hipotéticamente una empresa en poder devolver toda su deuda financiera a largo plazo si dedicara todo su beneficio operativo a ello.

Como en todos los ratios, importa observar que los datos sean estables y lógicos, ya que cada sector y negocio tiene un nivel de deuda razonable diferente. Esta variabilidad está muy ligada a la estabilidad y fiabilidad de los beneficios futuros de la empresa. No es lo mismo el nivel de endeudamiento que se le permite a una empresa con ingresos bastante consistentes y predecibles (como una concesión de servicios o autopistas), que los que son razonables para una empresa muy cíclica (como un fabricante de acero o de papel).

Conclusión

Los estados financieros nos pueden ayudar a entender bien el negocio de una empresa y su situación. La contabilidad es el idioma de los negocios y es importante tener nociones básicas. Analizar el balance de una empresa nos ayuda a entender cómo están financiados los activos de la empresa (qué proporción es capital de los accionistas y qué proporción es dinero prestado).

Cuando relacionamos los beneficios que genera una empresa con su pasivo, nos ayuda a entender si es previsible que la empresa tenga problemas de solvencia a corto y medio plazo. También podemos observar si la empresa crea valor para sus accionistas haciendo que el patrimonio neto aumente con el tiempo.