Broker, nuestro intermediario financiero

Una de las piezas más importantes a la hora de comenzar nuestra andadura en los mercados financieros es la figura del broker. A menudo la gente tiene la idea de que un broker es una persona que compra y vende acciones con su propio dinero, es decir, se cree que broker es toda persona que opera en los mercados, pero nada más lejos de la realidad.

Un broker no es más que una empresa intermediaria que pone en contacto a compradores y vendedores, casando las diferentes órdenes existentes en el mercado, y cobrando una comisión de intermediación por ello.

En España las empresas que realizan esta labor de intermediación son fundamentalmente bancos y sociedades de valores.

Además de las comisiones que cobran los brokers por custodia de valores y por las operaciones de compraventa en sí, la diferencia entre unos y otros es el servicio que prestan. Algunos de ellos ofrecen información actualizada sobre empresas e índices, así como gráficos de cotizaciones, todo ello con el objetivo de poner todas las herramientas posibles para que sus clientes tomen las mejores decisiones de inversión.

Para el inversor es muy importante que los broker se encuentren perfectamente regulados. Cada país es el responsable de garantizar el correcto comportamiento de los intermediarios financieros, por ello, en el caso de España, las sociedades de valores están reguladas por la CNMV.

El inversor debe saber que tiene la posibilidad de reclamar ante el regulador en el caso de que considere que el intermediario ha cometido algún tipo de irregularidad o incumplimiento. En el caso español, todo inversor puede realizar una reclamación ante la CNMV exponiendo lo ocurrido, identificando a la empresa en cuestión y presentando una copia de su DNI junto a la reclamación.

Otra de las cosas que debemos tener clara es qué sucedería en caso de que nuestro broker quebrase. Un broker es una entidad financiera como otra cualquiera y podría darse el caso de que quebrase. En principio, debemos ser conscientes de que no perderíamos nuestras acciones o nuestras participaciones en fondos de inversión, ya que tanto unas como otras estarán a nuestro nombre.